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La consolidación en la arquitectura bodeguera de la comarca del Jerez del tipo de bodega catedral, había supuesto la consecuente renuncia a especulaciones técnicas o estéticas en aras de la bondad de la producción. En este marco, Torroja recibe el encargo en 1960, por parte de Gonzalez Byass, empresa que encabeza la renovación comercial del sector, de construir una nave de crianza de gran cabida.
Las obras se empezaron poco después de su muerte, ocurrida el 15 de Junio de 1.961, bajo la dirección de su hijo Jose Antonio, y supusieron la renovada apuesta por nuevos sistemas constructivos como la cimentación por pilotaje o técnicas poco habituales en la comarca como las cúpulas de hormigón armado. Esta compuesta por cuatro módulos cuadrados de 42 por 42 metros y tres pisos cada uno, unidos en forma de nave rectángular bajo las cúpulas.
En proyecto, el problema de la adecuación al borde de la lámina de hormigón se resolvió de manera diferente a la planteada en Algeciras, recurriendo a un modelo similar al empleado en el Auditorio de Sahagún por Félix Candela, con apoyos puntuales en soportes radiales, pero la dirección llevó a la solución del mercado algecireño, en base a ocho superficies cilíndricas abiertas por las que, inicialmente, debería circular el aire de la bodega.
La composición acentúa la horizontalidad de la pieza de la nave utilizando recursos como la continuidad de los huecos y la introducción de brise-soleil de hormigón en los mismos. Los materiales se emplean de acuerdo con la rotundidad del proyecto: ladrillo visto en los paños de cerramiento, hormigón visto, celosías de hormigón y pavés.