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Este inmueble es uno de los casos más claros de apuesta por el racionalismo en la anteguerra andaluza. Situado en pleno centro histórico, da una brillante lección de como la vanguardia es capaz de convivir con un entorno monumental. La planta del edificio recoge tambián este proceso, mostrándonos desde fecha tan temprana, como se resuelve la vivienda moderna.
Se trata de un edificio de siete planta, distinguiéndose formalmente la planta baja, a modo de gran zócalo, y recortando su longitud de fachada en la última planta de azotea, articulando así las distintas alturas de los edificios laterales. La planta baja aloja un local comercial, consiguiándose un paño transparente que enfatiza la estructura del edificio.Los huecos de las plantas tipo se disponen en hilera consiguiendo un único paño acristalado, destacando su horizontalidad mediante el pretil sobresaliente y corrido a lo largo de toda la fachada. El módulo de la entrada se sitúa en un lateral del edificio y se remarca por la disposición de una cristalera corrida vertical que alcanza toda la altura de la fachada y que permite la iluminación de la zona de escalera.