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El difícil reto de edificar un complejo programa de Iglesia-Convento para los Carmelitas Descalzos en un pequeño solar a tres calles en un entorno con un marcado caráter decimonónico como es el Paseo de la Alameda de Málaga, lo resolvió García de Paredes de una forma magistral con el diseño de una caja total en cuyo interior se van sucediendo en altura todos los usos: iglesia, coro, oficinas, claustro y celdas (estas últimas en el interior de las cerchas de cubiertas).
El aspecto exterior, de discreta monumentalidad, hay que destacar la perfecta integración de materiales y colores con el entorno circundante, pero donde reside el gran interés arquitectónico es en la riqueza espacial interior conseguida a base de simplicidad formal y austeridad de los materiales empleados.