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Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico

Consejería de Cultura


Écija

Urbanismo

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Introducción

Ciudad de una larga trayectoria histórica cuyos primeros pobladores, probablemente fenicios,  debieron asentarse en este lugar en el siglo VIII A.C.

Vestigios de un primer asentamiento de origen turdetano los encontramos en la zona más elevada denominada Picadero al sudeste de la actual población, defendida por el río Genil y el arroyo Matadero.

Ocupada por los romanos en el 208 A.C. será en el 14 A.C. cuando el emperador Augusto funde la Colonia Augusta Firma Astigi, llegando a convertirse en capital de un convento jurídico de la Bética denominado Conventus Astigitanus. Su situación privilegiada en el cruce de caminos y su condición de puerto del Genil, entonces navegable, la llevan a vivir uno de los momentos más gloriosos de su historia.

Durante la decadencia del Imperio, Écija debió mantener su prestigio, erigiéndose Sede Episcopal ya en época visigoda.

El urbanismo islámico conllevará importantes transformaciones morfológicas, cuyos rasgos más significativos serán la construcción de la muralla y sus puertas y la  evolución orgánica de la trama urbana heredada.

Salvo la aparición de algunos arrabales en el XV y XVI, la ciudad se desarrollará a partir de su trazado medieval hasta llegar al siglo XVIII, en que se produce una expansión con trazado ortogonal hacia el Oeste. Será en este siglo la etapa de mayor esplendor en Écija, no por su urbanismo, sino por la calidad y riqueza de su Arquitectura barroca.

El hito en el siglo XIX lo marcan la Desamortización de Mendizábal que en Écija tuvo gran repercusión al contar con un importante número de conventos afectados y el derribo de puertas y murallas.

Pequeñas intervenciones y ensanches parciales modifican la trama urbana de los últimos tiempos. Declarada Conjunto Histórico Artístico en 1966, la dinámica contemporánea supone la asunción de nuevas pautas funcionales que deben integrarse en estrategias de conservación y revalorización del Patrimonio Histórico ecijano.


Estructura Romana
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En las obras de  infraestructura y en las ciudades del mundo romano se hace patente la gran capacidad de ordenación territorial y urbana de su civilización. En Écija la construcción de la colonia imperial se plantea como un proyecto nuevo, rotundo y unitario, cuya implantación no ha de  respetar ninguna preexistencia. Una red viaria de trazado hipodámico con parcelas edificables rectangulares, insulae, y dos ejes principales ortogonales, el cardo máximo y el decumanus. El eje Este-Oeste se hace coincidir con la Vía Augusta, y se constituye como el auténtico generador de la trama urbana. Estas dos vías principales confluyen en un espacio público central, el foro, donde habrán de situarse los edificios de carácter público relacionados con la vida municipal y religiosa. 

La potente estructura implantada habrá de permanecer en el tiempo, adoptada íntegramente por los pueblos posteriores a la dominación romana y desfigurada por el organicismo de la etapa musulmana, pero reconocible aún en nuestros días. 

Así podemos identificar como vía principal las actuales calles Emilio Castelar y del Conde, que atravesaría el foro situado entre la Plaza de España y la calle Mármoles.

Situadas en los extremos de los ejes romanos principales son reconocibles algunas de las puertas de la colonia, coincidentes con las actuales  Puerta de Palma y Puerta de Osuna.

De los edificios públicos apenas tenemos conocimiento, aunque por la trascendencia urbana de Astigi debieron ser interesantes muestras de la arquitectura romana, caracterizada por su funcionalidad, monumentalidad y orden.


Traza Musulmana
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La ocupación islámica del territorio andaluz, con un alto grado de  urbanización relativa, se caracteriza por la adopción de las principales ciudades existentes como núcleos poblacionales propios, sin  recurrir a la creación exnovo de grandes urbes. Así el urbanismo islámico de Écija adopta las líneas generales de la Astigi romana para someterla a algunas transformaciones  entre las que destacamos la construcción de la muralla y de las puertas de la ciudad,  así como la desfiguración del perfecto trazado viario.

A finales del XI terminará consolidándose la muralla, encerrando una medina que irá creciendo en su interior, destruyendo el trazado hipodámico romano y ocupando sus principales edificios. La red viaria se hace flexible, adaptándose orgánicamente a los requerimientos del hábitat musulmán, donde la casa se convierte en verdadero elemento generador.  La medina queda fuertemente aprisionada intramuros, con lo que su traza permanecerá sin grandes posibilidades de cambio hasta la actualidad.

Apenas tenemos conocimiento de los edificios públicos existentes en época árabe, es lógico presumir la existencia de una mezquita alhama en su núcleo central y de un Alcázar, a lo que habría que unir un mercado, unos baños y algunas madrazas.


Arquitectura Barroca
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El ideal urbanístico barroco no tuvo gran repercusión en la Écija de su tiempo, que sin embargo experimentó entre los siglos XVI y XVIII una importante dinámica arquitectónica que caracterizará definitivamente su fisonomía urbana. Nos referimos a la singular construcción de numerosos palacios y casas de aristócratas, hacendados y burgueses adinerados, que junto a la cuantiosa arquitectura sacra y algunos edificios públicos,  salpicarán toda la ciudad de  obras  barrocas de inestimable valor.

Arquitecturas de gran interés tipológico que se adornan con una amplio repertorio de soluciones formales donde se conjugan las distintas artes y oficios, edificios llamados a cualificar la imagen urbana de la ciudad que hoy conocemos, sin olvidar el característico perfil en el que se destacan las famosas torres ecijanas.

En cuanto al urbanismo, además del desarrollo extramuros de la ciudad. es de destacar el singular proceso de privatización del viario urbano, bien por la implantación de grandes edificios conventuales y hospitales que digieren sectores del parcelario  incluyendo su viario, o bien por la construcción o ampliación de casas-palacio que tras su adquisición absorben las calles más inmediatas.


Ciudad Contemporánea
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Écija es una ciudad media dentro del sistema urbano andaluz y ostenta la condición de centro comarcal, con funciones  de capitalidad dentro de su área  territorial de influencia.

El crecimiento urbano en las ultimas décadas no ha sido excesivo, por lo que nos encontramos con la coincidencia espacial del centro urbano y del Centro Histórico. Así, los nuevos requerimientos funcionales deben enfrentarse a una estructura urbana y arquitectónica que difícilmente puede adecuarse a las  dinámicas actuales.

Los nuevos medios de transporte, la inserción de los usos terciarios en unas tipologías básicamente residenciales, el déficit de equipamientos comunitarios,  la necesidad de vivienda con nuevos parámetros de habitabilidad y confort, son cuestiones que deben abordarse desde una perspectiva amplia, que pasa necesariamente por la recuperación del patrimonio edilicio y urbano heredados.