Natural de Sanlúcar de Barrameda fue bautizado el 3 de noviembre de 1564 muriendo en Sevilla en 1644. Desde muy joven se encontraba ya en Sevilla, donde ya en 1583 aparece como protegido de su tio, el licenciado y canónigo, cuya tertulia frecuentaba habitualmente junto a poetas y artistas. Discípulo de Luis Fernández, viajó reiteradas veces a la corte donde su amigo Juan de Fonseca, sumillier de cortina de Felipe IV, facilitaría el primer viaje de Velázquez a la corte.
Pintor reputado en su ciudad de adopción, fue además veedor de la Inquisición sobre pinturas sagradas. Como pintor religioso tuvo mucha fama, siendo uno de los principales autores en el tránsito del manierismo y la visión más naturalista de los inicios del barroco. Una de sus obras más conocidas y valoradas es la Inmaculada de "Miguel Cid", que se conserva en la Catedral sevillana y que fue pintada en 1619, según la inscripción aparecida durante su restauración en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico para la exposición Velázquez y Sevilla. Otras obras del artista restauradas para la misma exposición son la Inmaculada Concepción de Vázquez de Leca y la Inmaculada de la iglesia de San Lorenzo. Entre sus pinturas profanas destacan las mitológicas llevadas a cabo en la Casa de Pilatos. Asimismo, colaboró con algunos escultores contemporáneos realizando la policromía de muchas de sus obras.
Sin embargo, sus obras más conocidas y valoradas se relacionan con el conocimiento de la pintura de la cual escribió un tratado el "Arte de la Pintura" en la que se encuentran recetas tanto técnicas como iconográficas y cuyo manuscrito terminado en enero de 1638 fue publicado tras su muerte. De gran valor histórico es su otra gran obra, el "Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones", cuyo manuscrito, fechado en 1599 se haya en el Museo Lázaro Galdiano.