Es todavía poco lo que se conoce de este artista que trabajó en Sevilla en las últimas décadas del siglo XVI, conociéndose tan sólo dos obras. Una de ellas es el Retrato de Jerónimo García que se conserva en la clausura del convento sevillano de Santa Teresa de Sevilla. Éste es su primer cuadro conocido, firmado en 1583. La otra obra que se conserva es una Inmaculada que pinta en 1589 y que hoy se encuentra en el Palacio Arzobispal, de Sevilla, aunque procedía de la iglesia del Salvador. Esta obra ha sido restaurada en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico para la Exposición Velázquez y Sevilla.
Dentro del contexto de la pintura sevillana del último tercio del XVI, Gómez es una figura menor, caracterizando sus cuadros un dibujo poco fluido que limita la capacidad expresiva de sus figuras, junto con un colorido preciso, que a veces descuida en formas menos efectistas.