No se tienen noticias sobre el proceso de adaptación de la casa a clausura. Sin embargo, es necesario pensar que fue necesario, pese a las similitudes existentes entre una casa y un convento. Sí se sabe que la más importante se ejecutó en 1911 añadiéndosele el cuerpo de la actual iglesia según el diseño del arquitecto Juan Cabrera y La Torre, uno de los que intervino en la construcción del Gran Teatro Falla y ocupó el cargo de arquitecto municipal de Cádiz.
Desde luego la presencia en fachada del convento remite a una obra de arquitectura doméstica. Esta se resuelve con dos plantas articuladas por cierros y balcones, quedando en el centro el acceso a la portería, el torno y la puerta reglar. Este eje de acceso está formado por la portada, sobre ella un balcón sobre ménsulas y rematando la línea un mirador de planta rectangular.
En su frente tiene una curiosa ventana formada por pequeños arcos de herradura y con antepecho calado, muy en la línea de las fórmulas neoárabes y que bien podría remitirse a las fecha de construcción de la iglesia de manos del ya citado Juan Cabrera. Anejo al inmueble se desarrolla la nave de la iglesia que consta de un cuerpo articulado por ventanas.
En el presbiterio, en el lado de la epístola, se abre la sacristía y en el lado del evangelio la reja del coro bajo de las monjas. En ésta una estancia amplia con columnillas de hierro, muy iluminada y presidida por un retablo neogótico con la imagen de la Inmaculada. Un sobrio banco corrido adosado a la pared hace las veces de sillería . Desde esta dependencia y a través de un pasillo se accede al jardín y a la zona del claustro, que quedan separados ambos por una alargada crujía de dos pisos.