Enlace a Junta de Andalucía (Se abrirá en una nueva ventana)

Enlace a Consejería de Cultura (Se abrirá en una nueva ventana)

Enlace a Consejería de Cultura (Se abrirá en una nueva ventana)

Consejería de Cultura


Clausuras

Historia


Balcón mirador

La finca de la entonces calle Santa Ursula en la que se asentaron pertenecía a Vicente de Reyna y Martín siendo comprada por éste a Juana Nepomuceno Morales en 1865. En esos momentos constaba de una "casa principal con huerta y jardín" lindaba "por el norte con el callejón o terreno nombrado de Madariaga, con la calle San Juan de Dios y con dos casas (...) Por el sur con terrenos y casas llamadas de Sevilla o Patio del Agua y por su espalda con terrenos de Casa Alta". Esta finca que posteriormente fue puesta en venta judicial fue adquirida finalmente en 1889 por el obispo gaditano Vicente Calvo y Valero en 65.000 pesetas, pasando a propiedad personal de los obispos que ocuparan la sede gaditana. Fue éste el mismo obispo que acogió, en el gaditano convento de Santo Domingo desde 1886 a 1889, fecha del traslado al nuevo convento, a las monjas fundadoras procedentes de El Puerto de Santa María y que fueron Sor María Josefa Magón de Campanea y Casaux, Sor María Josefa Antonia de Laborrieta, Sor María Josefa Blanco, Sor María Rosalía Alcántara y Sor María Josefa Luisa Noriega.

En la actualidad, las monjas capuchinas, de honda tradición en la ciudad, mantienen ese espíritu de austeridad y pobreza propios de su orden. Unida a su intensa vida de oración realizaban anteriormente y con fines de mantenimiento diversas labores, entre las que se encontraba la apicultura. En la actualidad han abandonado parcialmente esa faceta, dedicándose exclusivamente a la venta de miel, jalea y polen de elaboración artesana, que les suministra desde Sanlúcar de Barrameda un benefactor que se hizo cargo del cuidado de los panales.

El convento es reflejo de ese espíritu de austeridad y frugalidad que transmite su limpia arquitectura y desornamentada iconografía. Por él siguen velando, puertas adentro las hermanas, y únicamente se ve limitado por la venta de esos productos y por la donaciones , tanto económicas como materiales, que los fieles que a él acuden realizan para ayudar a que las Capuchinas sigan recordándoles en las oraciones que surgen desde el interior de la clausura.