Este edificio rural, relacionado con la actividad de la olivicultura, dominante en el término de Écija hasta tiempos recientes. Es una edificación barroca, con algunas modificaciones posteriores, característica de la Campiña, que se estructura en torno a dos patios primorosamente empedrados de cantos rodados, el de la gañanía, con las viviendas de los cogedores y demás dependencias de la labor, y el del señorío, donde se ubica la vivienda del propietario, que solía habitarla por temporadas de recolección o vacacional.
Posee elementos característicos de la “arquitectura culta” o urbana en la zona del señorío. A los patios se accede desde el exterior a través de dos grandes portadas, adinteladas y enmarcadas por jambas lisas de ladrillo sobre plinto pintadas de almagra; una de ellas está dotada de tejaroz cubierto por teja árabe vidriada en blanco y azul y cobija un retablo cerámico de María Auxiliadora en tonos azules, mientras que la segunda carece de tejaroz y está superada por un paramento cajeado con remates cerámicos.
La primitiva torre de contrapeso se ha transformado en azotea mirador. El conjunto incorpora una capilla oratorio con espadaña de ladrillo, cuyo mayor encanto es la sencillez.