Aunque tenemos constancia de su existencia en 1766, el oratorio y posiblemente parte o la totalidad del molino sufrieron grandes modificaciones en 1897 a juzgar por los restos que han llegado hasta nuestros días, además de un rótulo que figura en la entrada al oratorio.
La fachada del oratorio se articula mediante la disposición de dos grandes pilastras sobre las que se asienta un antepecho del que parte la espadaña, este cuerpo central queda enmarcado por dos pilastras cajeadas rematadas por pequeños frontones curvos, todo ello armonizado por la superposición de dos vanos de medio punto, uno y más grande, el de acceso a la capilla y otro de menor dimensión, el que aloja la campana de la espadaña.
Para aumentar los efectos decorativos, se encuentra pintada en tres colores, por un lado blanco de cal para los paramentos, seguido de rojo almagra para los elementos de sustentación vertical y horizontal, dejando el amarillo albero para las pilastras y el frontón de remate de la espadaña. Al igual que otros su estado es de abandono total habiendo desaparecido la mayor parte de las edificaciones.