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Devociones en la calle

Devociones en la calle

Retablo callejero del Cristo de la Sangre

Amediados del siglo XIX, tras sufrir el convento de San Agustín los efectos de la desamortización que derivó en el paulatino abandono del convento y de sus dependencias, la hermandad del Cristo de la Sangre pasó a residir en la Iglesia Mayor de Santa Cruz, desde la que año tras año realiza su estación de penitencia.La devoción popular por este Cristo quedó marcada en la calle Zamorano, justo en la casa número 60, lindera con el llamado huerto de San Agustín, donde existió hasta 1978 un retablo-lienzo de medianas proporciones, dedicado al Cristo de la Sangre. Por esta fecha la casa fue vendida, no permitiendo el nuevo inquilino que el retablo siguiera en la fachada de su nueva casa, alegando la imposibilidad económica que padecía para afrontar la restauración del cuadro. Don Ramón Freire Gálvez se encargó de recoger el lienzo y depositarlo en la hermandad, tras ser restaurado por doña Rosario Novales, quedando en la referida casa todos los elementos característicos de corte neoclásico de la hornacina que lo alojó.

El 20 de marzo de 1982, el cuadro fue colocado en la misma calle Zamorano, en la casa de Rafael Vargas, esquina con calle Salto. Para ello se realizó una hornacina rectangular flanqueada por dos pilastras y rematada por un tejaroz, protegiéndose el cuadro con un cristal.

El crucificado presenta rasgos arcaizantes: faldellín hasta las rodillas, corona de espinas a modo de casco y azucenas en lugar de clavos, detalle este último típico ecijano. A su vez se presenta flanqueado por cinco guardabrisas a cada lado.