En el muro de fachada del Convento de San José de Carmelitas Descalzas que da a la calle del Conde, encontramos una hornacina avenerada guarnecida por tejaroz y protegida por un pequeño balconcillo, que alberga una cruz de madera que destaca sobre un fondo realizado al temple en el que se representa un rompimiento de gloria con cabezas de querubines.
Creemos que el origen de este retablo callejero puede entroncar con la edificación de la iglesia del convento, fechándose en torno a 1655, cumpliendo el objetivo de sacralizar un edificio que exteriormente refleja con su fachada monumental un palacio. Aunque ha sufrido numerosas remodelaciones, en la restauración llevada a cabo en el 2005 por el restaurador Pablo O’Neil, obra financiada por la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía a iniciativa de la Asociación de Amigos de Écija, el retablo recuperó su aspecto original, inaugurándose la restauración el domingo 5 de junio de 2005.