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Arquitectura de la fe


Arquitectura de la fe

Iglesia de Santa Ana

Fundación

Junto a la Puerta del Puente existía, desde época incierta, una ermita dedicada a Santa Ana, ocupándose de su conservación el Cabildo Municipal. El origen de la fundación se remonta al año 1605, cuando el Padre Guardián del Convento de San Francisco solicitó al Concejo de la ciudad autorización para que los Padres Terceros se establecieran en dicha ermita, a lo que se opusieron las otras ordenes religiosas que ya estaban asentadas en la ciudad.

A pesar de que el Consejo Real dictaminó en contra de la nueva fundación en 1625, los Padres Terceros tomaron posesión de la ermita un año después, iniciándose una serie de obras que serán continuadas a lo largo del siglo XVIII y que le conferirán al conjunto su fisonomía actual.

Iglesia

La iglesia, cuya construcción puede fecharse en la segunda mitad del siglo XVIII, está formada por una nave. A ella se accede por dos simples portadas, situadas una a los pies de la iglesia y otra en el muro del evangelio. La torre se ubica en la confluencia entre el muro del Evangelio y la fachada de los pies de la iglesia.
De planta de cruz latina, consta de una espaciosa nave con capillas laterales sobre las que se prolonga la tribuna del coro. El cuerpo de la iglesia se cubre con bóveda de aristas y media naranja en el crucero.

Torre

La primitiva torre fue construida en 1641 sobre un torreón de la muralla que formaba parte de la Puerta Real. Tras el terremoto de 1755 se inició un intenso periodo constructivo, levantándose una nueva. Es la más pequeña de las torres ecijanas, destacando por su exclusiva decoración. Para la nueva construcción se reutilizó el fuste de ladrillo de la antigua torre, en cuyo interior se aprecian anomalías en la organización de la planta. Sobre el fuste, que termina a la altura de los muros de la fábrica, se alza el cuerpo de campanas con un vano de medio punto con dovelas y clave en cada uno de sus frentes, flanqueados por pilastras de perfiles sinuosos con decoración de estrellas y pinjantes. Este cuerpo se remata por una especie de antepecho conformado por tres triángulos, el central más grande, esquema que se repite en cada uno de sus frentes. A simple vista, este antepecho puede evocarnos a una corona, tal vez por alusión a encontrarse esta torre unida a la Puerta Real, que fue desmantelada en la segunda mitad del siglo XIX. Del interior del referido antepecho emerge el segundo cuerpo cuadrado con pilares, rematados por pináculos a modo de jarrones en sus ángulos y un óculo ovalado en cada frente. El último cuerpo se corresponde con el cupulín, formado por un cuerpo circular con pilares que presentan en sus frentes medias columnas toscanas adosadas. El conjunto se remata por una cruz de forja con veleta y su característico nido de cigüeñas. La decoración aporta una fisonomía particular a esta torre, en la que se conjuga perfectamente el ladrillo tallado, la aplicación de azulejos y las superficies enfoscadas.

ÁLBUM HISTÓRICO