Tras la expansión del ferrocarril por Andalucía se vio la necesidad de ampliar la línea que unía Marchena con Écija hasta Córdoba. Para salvar el cauce del río Genil se construyó, a comienzos de 1885, un puente de hierro forjado realizado por los Talleres de Eiffel en París. El puente fue realizado a base de vigas triangulares y remachadas, sistema muy característico empleado en los grandes viaductos ferroviarios de la segunda mitad del siglo XIX.
Estructuralmente consta de dos tramos formados por vigas rectas armadas y con doble celosía, formada por grandes aspas que recuerdan lal cruz de San Andrés. La parte central está sustentada por pares de vigas cilíndricas, arriostradas por medio de tirantes en aspas, en sentido transversal al tablero. La parte superior de la pila está rematada por un capitel con aires campaniformes. Por último sus extremos se asentaron sobre estribos de fábrica muy recios, lo que refuerza el aspecto, dando gran solidez y seguridad.
En 1945 junto al Puente de Hierro se construyó un nuevo puente para el ferrocarril, permitiendo el paso de trenes expresos y rápidos de la línea Madrid-Cádiz.
El nuevo puente de mampostería, se encuentra soportado por cuatro grandes pilares circulares que conforman cinco arcos sobre los que se asentaban las vías y los estribos. Los arcos con las líneas convexas de los estribos crean una línea sinuosa de curva y contracurva, aportando movilidad a la visión lateral del conjunto.
Esta línea estuvo en funcionamiento hasta 1970, siendo desmantelada la vía férrea en la siguiente década. En la actualidad ambos puentes cumplen la función de vía de acceso de tráfico rodado al Norte de la ciudad desde la carretera de Palma del Río.