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Consejería de Cultura


Clausuras

El edificio


Fachada principal

El actual convento de las Esclavas resulta de una presencia sorprendente en su contexto urbano. Su fachada muestra un fuerte contraste entre lo que se podría denominar la zona conventual y la iglesia propiamente dicha. Si la primera capilla está asentada sobre un caserón, que hace frente al espacio abierto de la plaza de los Angeles, dominando un frontal de la plaza y marcando su fachada lateral el perfil de la Plaza de San Juan; la iglesia, que no parece formar parte del convento, está encajada entre calles y medianeras, destacando su especial volumen en forma y altura con respecto a su entorno próximo y consolidándose como elemento autónomo dentro del esquema conventual, si bien mantiene en el interior los naturales trayectos de comunicación.

La actuación arquitectónica sobre el convento, siempre bajo el patrocinio de las Madres Reparadoras, reviste gran interés. Tres son los arquitectos que trabajan en el proceso de transformación del convento y creación de su iglesia. Nos referimos a Francisco Hernández-Rubio, Aníbal González y Aurelio Gómez Millán. El primero realizó la reforma de dos casas para adaptarlas a la nueva tipología conventual, algo bastante frecuente en las órdenes de nueva fundación, que para poder introducirse en la ciudad se apoyaban en construcciones ya realizadas, frente a las clásicas construcciones conventuales de los siglos anteriores, buena parte de las cuales se convertirían en hitos urbanos o referencias muy claras en el proceso de creación de la ciudad.


Escalera interior

De esta manera, Hernández-Rubio a una casa principal formada por tres crujías que rodeaban un patio central, le añade en la parte posterior otra que hacía frente a la Plaza de San Juan y realiza la transformación sin llevar a cabo excesivas modificaciones estructurales. En realidad, inserta la tipología conventual en la doméstica, ejecutando estos cambios entre los años 1897 y 1923. Así, establece dos entradas una por la plaza de los Angeles y otra por la Plaza de San Juan. En la primera, que es el acceso actual al torno, el zaguán da paso a la zona de locutorios que ocupaban toda la crujía izquierda de la casa. En línea recta se accedía al patio o claustro que al fondo tenía un oratorio.

También en el ámbito del patio, en uno de sus ángulos, se encuentra la escalera de acceso a los pisos superiores que no presenta un desarrollo especial. A este patio se unió otro inmueble en el que se habilitó una portería que daba acceso a dos patios de irregular trazado uno de los cuales constituye el actual jardín de la comunidad.

Esta reforma, con todas sus dependencias y elementos afines a la tipología conventual, dura hasta el año 1923. Algunos años más tarde se decidió realizar una iglesia que supliera las deficiencias de la pequeña capilla que daba a la plaza de los Angeles. Para ello en 1930 las Madres Reparadoras encargan al arquitecto Aníbal González la realización del proyecto de la nueva iglesia. Aníbal González, reputado arquitecto, inicia los diseños con apuntes y bocetos pero precisamente fallece ese mismo año. Toma las riendas del encargo el arquitecto Aurelio Gómez Millán que, basándose en los dibujos preparatorios y con un gran respeto hacia la idea inicial de Aníbal González, lleva a cabo la ejecución del proyecto. Este se realizó sobre un solar de trazado irregular lo que unido a la necesidad de mantener la alineación de la calle Chancillería, obligó a realizar un pequeño quiebro en la conexión de la fachada con el cuerpo de la iglesia. Del mismo modo se aprovechó un espacio sobrante para construir una pequeña casa de tres plantas para el capellán, con entrada también desde la calle Chancillería.


Vista interior de la iglesia