Ni una costurera, ni una diseñadora, ni una especialista en moda. Ha tenido que ser una historiadora la que renueve mi vestuario. Os lo cuento:

Cuando llegué al IAPH vestía una chaquetita azul muy estropeada y desteñida. En cambio, el pantalón gris estaba impecable. Sólo tenía polvo. La historiadora pensó, ¡Qué raro! después de tantos años debía estar igual de estropeado que la chaqueta! ...y se puso a buscar dibujos antiguos de cuando actuaba como títere para comprobar si ese pantalón gris era el mío original. Y ¡voilà! encontró varias revistas en las que salía yo ¡en portada!. Claro, era el Brad Pitt de la época... vaaaale, con un poco de más nariz; bueeeeno, y calvo, pero actor al fin y al cabo.

Pues bien, en esos dibujos descubrió que el pantalón que vestía era rojo y mucho más corto que el gris ese rancío que ahora llevaba puesto. Y lo mejor, se dieron cuenta que me faltaba el gorrito rojo que tanto me gustaba. Si supierais la cara de satisfacción que puse cuando me enteré que la historiadora había recuperado mi pasado… ¡por fin iba a dejar de ser el calvorota! El equipo de restauración va a tener que confeccionar mi gorrito y mi pantalón.