En ella, sobre un elevado pedestal se alza un cuerpo formado por tres calles, abriéndose en la central un vano de medio punto como puerta de ingreso. Las dos calles laterales que lo flanquean se componen mediante dos columnas estriadas en cuyo centro se coloca una hornacina para las imágenes de Santo Domingo y de San Jacinto. Sobre el arquitrabe corre un frontón curvo en cuyo centro se alberga una hornacina rematada en frontón triangular para la imagen de la Virgen. Los escudos que decoran la portada pertenecen a las familias Guzmán y Bejar quienes contribuyeron, como ya se vio a la fábrica del convento.