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Consejería de Cultura


Clausuras

El Edificio


Portada principal

Tras la fundación, inmediatamente, y siempre costeadas por el Capitán Iparraguirre, se comenzaron las obras del nuevo convento que durarán hasta 1692, dando como resultado un conjunto de construcciones de gran belleza y rara fisonomía, si se tiene en cuenta lo extraño de su iglesia, que rompe con la tradicional tipología seguida en los monasterios femeninos.

La portada es de gran sencillez. Sobre el muro blanco se abre el vano rectangular de ingreso rematado con frontón triangular. En cuyo tímpano existe una hornacina con una imagen. A ambos lados, dos cañones sirven de decoración. Sobre la portada dos ventanas, con orejetas y rejas, coronadas también por frontón triangular. Las mismas características presenta el ingreso de la clausura, que se encuentra abierto en la misma pared, pero siendo de menores dimensiones que la anterior.

El convento estuvo rematado por una airosa espadaña que fue demolida al levantarse el actual campanario campanario. En su construcción se tardaron cinco años, pues comenzado el 10 de mayo de 1739 fue terminado el 9 de marzo de 1742.


Vista de la Torre

Ya en el interior de la clausura, las dependencias comunes se organizan en torno al claustro principal, de forma cuadrada y con galería porticada sobre columnas toscanas. En la zona noroeste del cenobio se encuentran situadas las celdas.

La iglesia es de planta octogonal, a la que se le han añadido dos volúmenes rectangulares en la cabecera y en los pies, que sirven, respectivamente, de presbiterio y de coro. En ella destacan las pinturas murales de la bóveda y los retablos que decoran sus muros.

Los tesoros que guardan estas Madres de Medina en el interior de sus muros son muchos y muy valiosos. Para las grandes solemnidades, las religiosas utilizan la custodia ideada por la prelada Sor Leonor María de Santo Tomás, que fue estrenada el año de 1777. Este manifestador, una verdadera alhaja, está decorado con racimos de uvas y otros elementos alusivos a la eucaristía. Realizada en oro se completa con 64 esmeraldas grandes, 62 pequeñas, 148 diamantes y 142 rubíes.


Detalle de la hornacina de sor María Dolores del Amor de Dios

Desde el punto de vista espiritual los restos de la Venerable Madre Sor María Dolores del Amor de Dios representan la fama de santidad que siempre tuvo el Convento. Gracias a ella, el monasterio de agustinas se ha convertido en uno de los focos de peregrinación más importantes del sur de Andalucía.

Para completar la visita y antes de bajar al otro convento de la ciudad conviene acercarse a su torno. En el sepuede probar su bebida reconstituyente "Rompope", para recuperar las energías gastadas. Además son muy recomendables los amarguillos y las tortas pardas, únicos dulces elaborados por el convento.