Este puede ser considerado un auténtico vergel entre el hormigón y el asfalto de Jerez. Sus paredes y parterres están llenos de buganvillas, hibiscos, enredaderas, geranios, margaritas, claveles, rosas, romero y árboles frutales, que en primavera eclosionan en una amplia y variada gamas de colores y tonalidades, sirviendo, a modo de escenario, a la meditación y el recogimiento de las religiosas en esa búsqueda continúa de la intimidad con Dios.