Al contemplar el convento de Madre de Dios, sorprende que sea uno de los más antiguos de los existentes actualmente en la ciudad. Las nuevas construcciones que albergan a la comunidad, realizadas apenas hace veinte años, pueden plantear esta duda. Las continúas visicitudes por las que ha pasado el monasterio y, en especial, la penuria económica, en la que se vio sumida su comunidad, hizo que a finales de la década de los años 70 se vendiera gran parte del mismo, para la construcción de bloques de viviendas. Con el dinero conseguido, resultó mucho más rentable modernizar las antiguas estructuras, construir otro en su lugar, mucho más funcional y acogedor que restaurar el antiguo. El edificio que hoy se puede contemplar fue inaugurado el 3 de junio de 1978.