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Consejería de Cultura


Clausuras

La cratícula


Vista del coro

Un elemento característico y propio de los conventos de clausura es la cratícula. Este mueble está formado por la decoración del vano, a través del cual las religiosas reciben la comunión. Situado en el muro de separación entre el coro y la iglesia, presenta dos frentes. El de la iglesia, oculto tras las puertas, se configura como un pequeño habitáculo ricamente ornamentado. Por el lado de la comunidad, se decora a modo de retablo. Consta del reclinatorio, un sólo cuerpo y ático, en el que los perfiles sinuosos y ondulados del último barroco se mezclan con total libertad. La mayor parte de la decoración se encuentra en el único cuerpo, lugar en cuyo centro se sitúan las puertas, que a modo de sagrario, cierran el vano.

Estas se flanquean por columnillas salomónicas, rodeadas de un sinfín de elementos arquitectónicos, motivos vegetales, rocallas y molduras doradas. A estos elementos propios de la última fase del barroco, los años de utilización y la devoción de las hermanas han incorporado relicarios, de muy diversa procedencia y época, y estampas, de temas muy variados, que acompañan a las religiosas en un momento tan íntimo y tan particularmente significativo como es el de recibir el Cuerpo de Cristo. En el ático se halla una pequeña hornacina ocupada por una imagen de la Virgen con el Niño, la paloma del Espíritu Santo y dos angelitos portadores de símbolos eucarísticos.