Esta iconografía, considerada normalmente como la prefiguración de la Eucaristía, recoge a Cristo sentado ante una pequeña mesa centrando la composición y un ángel a cada lado flanqueándolo. Estos hincados de rodilla, se disponen a servirle, mientras en el fondo han sido representados parejas de angelitos que flotando entre paños portan objetos para el servicio de la mesa. Esta obra se encuentra en el convento gracias a la donación que don Francisco Javier Jiménez hizo al convento en 1922. Su datación se puede fechar en torno a los años finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII estando su autor relacionado con el círculo de los seguidores de Murillo.