En Toledo, tras la concesión de un privilegio especial, y bajo el patrocinio de Santa Beatriz de Silva, se fundó la Orden de las Concepcionistas. En su proceso de expansión llegaron hasta México de manos del Obispo Zumárraga y en la actualidad se están estableciendo en la India desde el monasterio que la orden tiene en Estella, Navarra.
Bajo la advocación de Santa María de la Piedad se establece uno en Cádiz, que resulta de especial belleza y significación. La ubicación de la orden en la ciudad data del siglo XVI, momento en que fundan su monasterio las concepcionistas de Santa María. En cambio, la formación actual de la Piedad se inició en 1642 gracias a las donaciones del Canónigo de la Catedral Gerónimo Fernández Villanueva. Sin embargo, la licencia real, dada por Felipe IV, no se promulgó hasta mayo de 1647, la municipal para la construcción del edificio hasta el mes siguiente y la Bula Fundacional del Papa Inocencio X no fue concedida hasta octubre de 1648, siendo por aquel entonces obispo de la sede gaditana el franciscano Francisco Guerra.
La muerte del fundador en 1648 supuso una contrariedad, si bien la renta de diez mil ducados y las tres capellanías fundadas permitieron seguir el proceso de construcción.
Hasta 1660 no finalizan las obras. A principios de noviembre de ese año, cuatro religiosas procedentes del monasterio de Jesús , María y José de Madrid llegaron a Cádiz, instalándose en el de Santa María hasta el 30 del mismo mes. Ese día la Abadesa Sor Juana María de San Francisco; la Vicaria Sor María San José, la hermana Obediencia Sor María Casida y la novicia Sor María de la Santísima Trinidad, acompañadas del obispo Fray Alonso Vázquez y demás autoridades eclesiásticas y civiles se trasladaron al nuevo monasterio donde un Tedéum y una Salve cerraron los actos de la fundación.