Este remanso de paz y sosiego, cuya vida, a juicio del Padre Juan Vaughn, Ministro General de la Orden, es "auténticamente franciscana, de pobreza, oración y alegría andaluza", ha tenido que adaptar parte de sus viejas estructuras a las necesidades que imponen los nuevos tiempos. Su precaria economía hace que estas labores sean lentas y pesadas para la comunidad.
Una de las reformas más importantes acometidas en el cenobio, en la que se tardó cinco años, desde 1968 a 1973, fue la transformación de su antigua sala de dormitorio común en 23 pequeñas celdas y dos cuartos de aseos. Ello ha hecho que se limite el número de religiosas, encontrándose actualmente "casi completo", pues en el interior de sus muros habitan 20 hermanas, dos de ellas novicias temporales procedente de la India. Este elevado número convierte al convento de San José en uno de los más poblados de la provincia de Cádiz, siendo un magnífico ejemplo de la espiritualidad andaluza.