Yo formé parte de un teatro de marionetas muy famoso en Cádiz hace unos 100 años: el teatro de la Tía Norica. Éramos todo un fenómeno. Recuerdo que venían a vernos casi todos los niños de la ciudad. Imaginaros, en esa época no había tele, ni cine, ni internet. Estaban esperando nuestro espectáculo ansiosamente porque era la única oportunidad que tenían de poder ver un nuevo capítulo de su “serie” favorita. ¡Cuántas aventuras corrí con mi amigo Pipo, con la perrita Pipa y con mi enemigo Chapete! ¡Cuántos aplausos recibimos…! pero todo acabó cuando llegó el cine a Cádiz. Dejamos de ser la diversión de la ciudad y caímos en el olvido, snif.