En 1679, el obispo fray Alonso de Salizares convierte la antigua capilla del Bautismo en mausoleo episcopal, colocándolo bajo la devoción de Nuestra Señora de la Concepción. Son varias las transformaciones que se realizan en este espacio, así como en el inmediatamente anterior, para otorgarle un mayor protagonismo.
ras la reforma, la capilla quedó configurada en dos espacios cubiertos con bóvedas semiesféricas. La correspondiente a la antecapilla presenta una rica decoración a base de pinturas murales, tradicionalmente atribuidas a Juan de Alfaro .
En la bóveda semiesférica se representa un rompimiento de gloria, centrado por el Espíritu Santo rodeado de ángeles que portan símbolos marianos y una cartela con el anagrama de María.
Descansa sobre cuatro pechinas, en las que aparecen los Evangelistas, de medio cuerpo, en cartelas con cintas y roleos vegetales.
Los lunetos de las paredes están presididos por hornacinas de medio punto, enmarcadas por columnas salomónicas, con las imágenes de San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. Se flanquean con dos pequeñas hornacinas ocupadas por santos mártires y el arcángel San Miguel. El programa iconográfico está relacionado con la devoción personal del obispo.