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Consejería de Cultura


Pintura Cordobesa

Capilla del Sagrario


Vista general de la capilla del Sagrario

Vista general

De las pinturas murales existentes en la Catedral y pertenecientes al siglo XVI, el conjunto más sobresaliente por su magnitud, importancia y calidad es el de la capilla del Sagrario, considerado como "la Capilla Sixtina de Andalucía".


El inicio de esta construcción hay que situarlo en 1578, cuando el obispo fray Martín de Córdoba y Mendoza informó al cabildo catedralicio sobre la idea de realizar una nueva capilla del Sagrario con rango de parroquia. Para la misma, se eligió la antigua capilla del apóstol Santiago, creada en el siglo XIV, que había sido transformada en Librería Catedralicia entre 1516-1517. Cinco años más tarde, las obras de remodelación estaban terminadas, pues el 28 de septiembre de 1583 se le pagan cien ducados a Cesar Arbasia como adelanto de las pinturas que debía realizar en el recinto. En 1585, el pintor piamontés se comprometía a terminar las pinturas y dorados de las paredes, cimborrio, arcos y columnas, además de pintar en lienzo la escena de Jesucristo despidiéndose de su Madre que hacía pareja con el lienzo de La Oración en el Huerto, en el que estaba trabajando.


El programa iconográfico plasmado trata el tema de la Institución de la Eucaristía, junto a la representación de los santos mártires cordobeses y de otros pertenecientes a la devoción del Obispo Antonio de Pazos y Figueroa, bajo cuyo episcopado se concluyeron las obras.



Detalle de uno de los paneles

La capilla del Sagrario quedó configurada como un espacio rectangular dividido en tres naves de cuatro tramos, cerrada por una reja de hierro policromado, realizada por Hernando de Valencia en 1573. El programa iconográfico ocupa todo el recinto, distribuido de la siguiente forma. En las bóvedas góticas, ángeles revoloteando sobre las nubes y, en los intradoses de los arcos que compartimentan las naves, ángeles con emblemas de la pasión y cartelas típicamente manieristas. El muro del evangelio se encuentra dividido cuatro calles de tres cuerpos cada una. Los cuerpos inferiores están ocupados por inscripciones alusivas a los santos que se sitúan sobre ellos, en el central. Los santos agrupan de tres en tres sobre fondos arquitectónicos o paisajísticos. Desde los pies a la cabecera aparecen Wistremundo, Hebencio y Jeremías; Perfecto, Flora y María; Fausto, Januario y Marcial; San Zoilo, Santa Victoria y San Acisclo. Sobre ellos escenas paisajísticas. En el muro frontero, el de la epístola presenta la misma distribución, siendo los santos representados, desde la cabecera a los pies, San Pelagio, San Eulogio y Santa Leocricia; Adulfo, Juan y Aurea; Aurelio, Sabigoto y Georgio; Félix, Liliosa e Ysac. En los testeros de las naves se encuentran, en la correspondiente a la del evangelio,Jesús despidiéndose de María, en la zona inferior, y dos figuras femeninas sobre un frontón curvo, en la superior. En la central, flanqueando la hornacina del sagrario, los profetas David e Isaías y, sobre ellos, La última cena. En el del lado de la epístola, la Oración en el huerto y las figuras femeninas sobre un frontones curvos. En el muro de los pies, sobre las puertas de acceso, enmarcados en arquitecturas con columnas salomónicas y frontones partidos, se representan a los mártires Pedro, Walabonso y Sabiniano y Fulgencio, Jeremías y Wistremundo. Las inscripciones correspondientes a los mismos aparecen en las jambas y en el friso de las puertas.