Un pequeño azulejo al inicio de la calle señala al Convento de las Descalzas, como así, reducidamente, se conoce a la comunidad de carmelitas. La belleza de los muros encalados apenas refileteados en almagra recuerdan la sencillez de sus habitantes y del edificio que las alberga. Sin embargo, hasta que llegaron a concluir la fábrica de éste las monjas debieron padecer varias vicisitudes y traslados. La llegada de la orden a Sanlúcar, tanto su sección masculina como la femenina se decidió en el Capitulo General celebrado en 1640. La masculina se instalaría rápidamente, sin embargo la rama femenina habría de esperar cuatro años más. Las causas del retraso las encuentra Guillaumas en la repulsa del "Ayuntamiento por no acrecentar el número de los conventos que fatigaban ya demasiadamente a la ciudad". Pero la perseverancia de Doña Juana Fernández de Cordova, segunda mujer del señor duque Don Gaspar Alonso de Guzmán, a cuyo cargo habían quedado momentáneamente el gobierno de los territorios de la casa de Medina Sidonia hizo que definitivamente se produjera esta nueva fundación de la orden carmelita en la ciudad.
Las religiosas que habrían de conformar la primera comunidad se reunieron en Sevilla para preparar el traslado, llegando a Sanlúcar el 23 de septiembre de mil seiscientos cuarenta y cuatro donde, como recoge Oslé Muñoz en su obra sobre el monasterio, "fueron resevidas con gran aplauso y acompañamiento de lo lusido de ella,..."