La santa aparece de pie con suave contraposto. Viste el hábito de la orden carmelita ricamente estofado en oro de ley. Se capta en el momento de recibir la inspiración divina. Por ello mira hacia lo alto mientras sobre su hombro izquierdo se posa la paloma del Espíritu Santo. Porta en la derecha la pluma y en la otra el libro abierto.