Description
La Antigua Capilla de San Jacinto se encuentra ubicada en la plaza del Charco, una de las más céntricas del casco histórico de la ciudad de Montoro, muy cercana a la Iglesia del Carmen. Desde 1982 es sede del Museo Antonio Rodríguez Luna, pintor local.
Se trata de un pequeño inmueble de una sola nave abovedada con cabecera cuadrada, cubierta por cúpula gallonada sobre pechinas profusamente decorada con yeserías polícromas. La decoración se desarrolla a base de motivos vegetales perfilados en azul, rojo y dorado, distribuidos en las pechinas, nervios y gallones. En estos últimos alternan vanos ciegos y abiertos, decorados los primeros por ángeles tenantes y hojarasca y los segundos por molduras y penacho vegetales con un ángel central. El resto de la iglesia carece de decoración salvo en los capiteles de las pilastras y dos marcos de yesería cuya función es ornamental. Exteriormente la nave se cubre a dos aguas y la cabecera a cuatro aguas con teja árabe.
El ingreso al edificio se realiza mediante una portada de estructura muy simple, realizada en piedra molinaza, cuya composición se repite en otros edificios de la localidad. Consta de un vano de medio punto sobre pilastras con decoración en la clave y enjutas, coronado por un frontón triangular sobre el que campea un pretil rematado por copetes. A la derecha de la portada se sitúa una ventana con reja de hierro forjado que aporta luz natural al interior. Todos los elementos, a excepción de la portada y los copetes, se encuentran encalados ofreciendo una bicromía muy característica en la localidad, resaltando los elementos más importantes del conjunto.
Historic Info
La popularmente conocida como ermita de San Jacinto es un pequeño inmueble barroco fechado en 1778, como consta en una inscripción de su portada, aunque según algunos historiadores su construcción se realizó en el siglo XVII y fue costeada por Diego Valenzuela. En este lugar se veneraba la Virgen de la Misericordia, siendo la sede canónica de la Cofradía del Santo Rosario de la Misericordia desde 1720, cofradía que se encargaba de enterrar a los pobres.
Tras perder su uso religioso y pasar por diversos avatares, pasó a ser usado como Biblioteca Pública. Con posterioridad la corporación municipal cedió el edificio para que fuese sede del Museo Antonio Rodríguez Luna. Éste fue rehabilitado, adaptándose su espacio para museo en 1981 bajo la dirección del arquitecto Daniel Rodríguez, hijo del pintor.