El municipio de Alhama está enclavado en un paisaje natural privilegiado presidido por las sierras de Tejada y Almijara. El núcleo urbano se asienta en la margen izquierda del río Alhama, alrededor de un promontorio coronado por el castillo árabe y protegido defensivamente mediante los tajos que lo rodean. Los límites Este y Sureste del Casco Histórico lo constituye el "tajo", que es un macizo calcáreo cortado casi en vertical.
El asentamiento se ha desarrollado longitudinalmente sobre el cerro donde se ubica el castillo, conformándose alrededor de éste.
El conjunto de calles que descienden de la
Iglesia hasta los tajos constituyen lo que fue la antigua Judería o calles bajas. Se caracterizan por su trazado singular arábigo-judeo, con vías estrechas y muy irregulares. Aún se conserva un arquillo de entrada a dicha zona. De esta zona sus calles principales son las de Santiago, Corralazo,
Adarve Angustias y Zapateros. El crecimiento cristiano se produjo en dirección Suroeste hasta la zona del Tejar de San Diego. Esta zona es la denominada calles altas que se caracterizan por ser mucho más largas, bien formadas y rectas. Son significativas las del Agua, Arquillo, Enciso, Guillén, Salmerone, Alta, así como la de las Peñas y la
Plaza del Humilladero.
La tipología residencial predominante responde a la vivienda unifamiliar de dos o tres plantas. También posee buen número de palacios y casas señoriales con fachadas blasonadas.
El criterio principal que se ha seguido en la delimitación del Conjunto Histórico de
Alhama de Granada, ha sido el de identificar planimétricamente todos aquellos inmuebles o espacios que disponen de algún valor cultural y manifiestan una clara vinculación con la unidad de asentamiento que constituye
Alhama de Granada.
Así mismo, esta justificación va encauzada a explicar las distintas zonas que se incluyen en esta declaración y que no figuraban en la declaración del Conjunto Histórico Artístico de
Alhama de Granada, mediante Decreto 2973/1975, de 31 de Octubre (BOE núm. 284, de
26 de noviembre); Decreto en el que los Tajos que rodean a la ciudad quedan declarados paraje pintoresco. Las cuatro zonas, que se detallaran a continuación, son fundamentales a la hora de entender el núcleo urbano de
Alhama de Granada y su situación geográfica como un conjunto homogéneo fruto de un desarrollo urbanístico e histórico ligado a un entorno específico.
En primer lugar hablaremos de los Tajos, para los que existen argumentos importantes que permiten justificar su inclusión dentro del Conjunto Histórico propiamente dicho, sobre todo la existencia de contenidos históricos (asentamientos humanos anteriores a la fundación del pueblo, conexiones relacionadas con el abastecimiento y asedio de la localidad, construcción de ermitas, etc.) y etnológicos (acequias y molinos fundamentalmente) que relacionan culturalmente ambos espacios, configurando una inseparable unidad de asentamiento. Un aspecto muy relevante de los Tajos, y que debería condicionar su consideración y acción patrimonial, es la humanización de dicho espacio a lo largo de la historia, lo cual, redimensiona y complementa los valores naturales que poseen, certificando así su condición cultural y, por tanto, su inclusión dentro del ámbito de protección del Conjunto Histórico. Una humanización que puede observarse a través de los yacimientos arqueológicos existentes en ellos o en sus inmediaciones (y que lo sitúan como lugar de asentamiento humano), la estructura hidráulica que los recorre, con especial interés de los molinos existentes y, finalmente, su vinculación a la historia de la ciudad. En relación a este aspecto, la pervivencia de elementos islámicos como los silos o mazmorras, la Mina o las escalerillas del
Diablo nos indican una constante, heroica y casi romántica, conexión entre la ciudad y los Tajos que no podemos obviar en la protección de
Alhama de Granada.
Así mismo la interacción entre esta forma natural y la localidad de
Alhama de Granada se ha convertido en uno de los referentes identificadores de la localidad. Así pues, se considera que la unidad orográfica de los mismos (desde la zona del embalse hasta el núcleo urbano, incluyendo la zona de las Parras) es la que debe incluirse en su totalidad dentro del Conjunto Histórico, sin atender a fragmentaciones derivadas de la mayor o menor nitidez de los rasgos propios de este accidente geográfico, ya que la inclusión de los Tajos dentro del Conjunto Histórico de
Alhama de Granada es fundamental para la comprensión del bien de manera global.
En lo que se refiere a la inclusión de los Baños en el Conjunto Histórico, el argumento fundamental es la histórica vinculación que el balneario ha mantenido con la población, constituyéndose en el referente cultural más significativo de la misma (la imagen figurada de Hoefnagel es un poderoso argumento que difícilmente se podrá rebatir). Diferenciar su protección de la instituida para el conjunto urbano de
Alhama de Granada supondría desvirtuar uno de los principales valores o significados que justifican su protección.
Además, no sólo existe esa poderosísima conexión inmaterial entre los Baños y el núcleo urbano (lo cual ya por sí misma justificaría su inclusión en el Conjunto Histórico), sino que también existe otra física a través del río Alhama; una conexión que resulta concordante con la mantenida por los Tajos. Ahonda esta argumentación el hecho de que, lo mismo que sucede con el núcleo urbano, los Baños no son simplemente una construcción aislada sino que aparecen enormemente enriquecidos por los valores paisajísticos y culturales de su territorio inmediato, lo cual es, como decimos, una continuidad de lo sucedido entre los Tajos y la localidad.
La tercera zona, el Barrio Alto, que completa el Conjunto Histórico de
Alhama de Granada, es la correspondiente a las calles más altas situadas en torno al convento de San Diego. Al incluir esta área en el Conjunto Histórico no se desvirtúa la relación entre territorio y núcleo urbano muy definida en
Alhama de Granada por estas calles altas. En esta zona las calles y construcciones, aunque algo posteriores, mantienen una continuidad espacial y constructiva con las situadas más abajo y de mayor antigüedad (es lo que sucede, por ejemplo, con las calles Tejar Bajo y Barranco). Las viviendas de protección oficial construidas en los años ochenta tras el convento de San Diego, (el barrio de San Diego) disponen de gran unidad y dignidad arquitectónica. Consideramos por todos estos motivos, que existen suficientes razones en pos del reconocimiento y mantenimiento de la unidad urbana del asentamiento histórico de
Alhama de Granada, para que esta zona en torno al convento de San Diego se incluya dentro de la delimitación del Conjunto Histórico.
El Barrio de la Joya constituye el último de los espacios que se incluye dentro de la delimitación del Conjunto Histórico. Éste ámbito urbano surge tras la devastación producida por el terremoto de 1884. La magnitud del citado terremoto tuvo como consecuencia la construcción de este barrio que se situará a 200 m, al norte de la población, entre las carreteras que parten de
Alhama de Granada hacia Loja y Granada.
La elección de este lugar fue una decisión motivada por la necesidad de encontrar un lugar que, además de ofrecer condiciones de seguridad que evitara catástrofes como las del terremoto, tuviera unas adecuadas condiciones de salubridad, accesibilidad, facilidad para abastecerse de agua, buenas comunicaciones, etc. Teniendo en cuenta la difícil orografía de la Alhama histórica, la hoya del Ejido era la única zona que reunía estas condiciones exigidas por la Comisaría Regia creada para la reconstrucción de los pueblos afectados por los terremotos. Lo acertado o inevitable de la localización lo pone de manifiesto el hecho de que los primeros campamentos provisionales que se crean para atender y acoger a los damnificados por el terremoto se situaran precisamente en esta zona de la hoya del Ejido. Además, antes de la construcción del barrio de nueva creación por parte de la Comisaría Regia, ya se habían construido viviendas de nueva planta en esta zona fruto de la solidaridad nacional e internacional, en concreto, las viviendas financiadas por el periódico madrileño El Imparcial.
El nuevo barrio de la Joya dispone de tres partes diferenciadas, El Imparcial, Buenos Aires y el nuevo barrio de la Joya. La construcción de este barrio de nueva creación, sin duda de un enorme interés desde el punto de vista histórico y urbanístico, es un hecho excepcional y será una de las claves que marque el desarrollo urbano durante el siglo XX, es decir, la colmatación urbana y arquitectónica del barranco del Aserradero.
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