Description
El Hospital de los Venerables Sacerdotes, en el Barrio de Santa Cruz, constituye uno de los más bellos ejemplos de arquitectura barroca sevillana. Se encuentra inserto en un entramado de calles de origen medieval, con fachada a la Plaza de los Venerables y próximo a la Plaza de Doña Elvira, así como a la Iglesia de Santa Cruz, la catedral y a los Reales alcázares.
Está considerado como una de las edificaciones, conservadas casi en su totalidad, más interesantes de la arquitectura sevillana de la segunda mitad del siglo XVII, obra finalizada en 1697, en la que se aprecian características propias de la arquitectura sevillana del siglo XVIII.
Desde el punto de vista volumétrico es un edificio dispuesto en dos plantas con tejados a dos aguas destacando del conjunto los elevados muros perimetrales de la iglesia y dos miradores distribuidos por el edificio.
Responde al tipo arquitectónico conventual, al articularse sus dependencias en torno a un claustro o patio, adosándose en el frente norte del mismo la iglesia, que ocupa todo el lateral.
Las diversas dependencias del antiguo hospital se encuentran distribuidas en dos plantas de altura, dispuestas alrededor de un patio central. Al hospital se accede mediante una fachada situada en la Plaza de los Venerables, de sobria traza, que conduce a un apeadero o patio. Este espacio es de planta rectangular, distribuido mediante dos grandes arcadas que descansan en el centro sobre cuatro columnas pareadas de orden toscano. Este espacio salva en desnivel con el patio mediante una serie de escalones.
A la derecha del apeadero se encontraba situada la casa del administrador de la institución, haciendo ángulo de la calle Jamerdana y la Plaza de los Venerables. Son unas dependencias de dos plantas distribuidas en torno a un pequeño patio.
Este patio es de planta cuadrada con cinco arcadas sobre columnas de mármol de orden toscano con basa ática, que soportan un segundo cuerpo cerrado con balcones separados por pilastras de ladrillo avitolado, situados a eje de los arcos de la galería inferior. Las galerías se alzan sobre el nivel del patio, al que se desciende por cuatro escalinatas, correspondientes a cada una de las arcadas centrales. En el centro se sitúa una fuente rodeada por escalinatas circulares concéntricas de ladrillo y azulejos, con la finalidad de reducir el desnivel del suelo posibilitando la fluidez del agua en la fuente. El empleo simultáneo del ladrillo, la azulejería y el mármol hacen que este patio sea el más típico de los sevillanos y un verdadero acierto de su creador, Leonardo de Figueroa.
En el lado del patio inmediato a la entrada, se abre la caja de la escalera principal, espacio de planta rectangular y dos cuerpos de acceso, se cubre con bóveda elíptica gallonada con ocho nervios dobles apoyada sobre trompas, decorada con ricas yeserías muy carnosas de traza barroca y con motivos eclesiológicos.
A continuación se dispone la Sala de Cabildo y el refectorio bajos, dependencias cuadrangulares cubiertas con artesonados de finales del siglo XVII. Otras dependencias menores, dormitorios y cocinas, hoy día perdidas, figuraron en el lado de poniente del patio, hasta el lado noroeste del mismo, donde tras la iglesia se sitúa otro patio menor o de poniente. Este pequeño patio cuenta con una galería de columnas y una crujía superior. Este patio estaba ocupado por las celdas de los sacerdotes.
El costado oriental se encuentra situada la enfermería baja. Es un gran salón rectangular con arquería central apoyada en cinco columnas de orden toscano, con cubierta plana. En las enjutas de los arcos se distribuye decoración de yeserías de motivos vegetales carnosos y símbolos papales.
La planta alta, a la que se accede por la escalera principal, repite la disposición de la inferior, destinada a ser habitada en invierno. La enfermería alta, situada sobre la baja, se comunicaba directamente con el coro alto de la iglesia, disponiéndose en el ángulo sureste, la torre mirador superior al refectorio alto, cubierta con armadura de estilo mudéjar.
El templo, al igual que el conjunto, fue trazado por Juan Domínguez y continuado por Leonardo de Figueroa. La fábrica es de planta rectangular, de una nave, encajonada, dividida en tres tramos, cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones, mientras que el crucero, levemente acusado en planta, se cubre con media naranja gallonada y encamonada sin tambor, e el antepresbiterio. Exteriormente esta cúpula se cubre por tejado a cuatro aguas con buhardillas. Cabe destacar del interior el empleo de capiteles en forma de ménsula. Su notable decoración pictórica mural, a base de fingidos tapices, donde aparecen representadas escenas diversa de la historia de la Iglesia, se deben a Lucas Valdés y en parte al padre de éste, Juan Valdés Leal.
La particularidad más acusada de este templo se encuentra en la disposición del pórtico de acceso sobre el que se dispone el coro alto.
La fachada principal, se encuentra situada en el muro del lado de la Epístola. Está proyectada con dos cuerpos de traza bien distinta; el inferior compuesto por una triple arcada semicircular con decoración en la clave, que descansa sobre columnas dobles de mármol rojo de orden toscano sobre pedestales y con cimacios decorados con gallones, sobre el eje de estas columnas se ubican dos pequeñas pilastras cajeadas de almohadillas que recogen el peso del entablamento que separa al cuerpo alto. En este último contrasta, a simple vista, su riqueza decorativa frente a la austeridad del cuerpo inferior. Cuenta con triple división, ordenado en tres calles, divididas por pilastras dóricas de ladrillo con fustes avitolados. La caja central la ocupa una hornacina de medio punto, con la figura de San Fernando, encuadrada con columnas de fustes recubiertos por una malla de cintas enlazadas que estuvieron muy en boga en el tercer cuarto del siglo XVII. Las calles laterales parten de sendos óculos rodeados de decoración vegetal, flanqueados por pilastras estípites cajeadas con capiteles formados por hojas de acanto como ménsulas. La fachada se presenta rematada en el tercer cuerpo mediante un gran vano rectangular con orejetas coronado por un frontón triangular desventrado, insertándose en un diseño puramente serliano.
Cabe destacar la bicromía del conjunto, tanto en el patio como en las fachadas, entre el blanco de la cal y el rojo del ladrillo de pilastras, arquitrabes y cornisas, las primeras con vitolas muy marcadas, aportan una visión muy particular y característica del conjunto.
Historic Info
El Hospital de los Venerables Sacerdotes, está considerado como uno de los más los más bellos ejemplos de arquitectura barroca sevillana.
Después de la epidemia de peste que sufrió la ciudad de Sevilla en 1649 surgen una serie de ilustres que comenzaron a dar prestigio a fundaciones de caridad, por un lado Miguel de Mañara y el Hospital de la Caridad y por otro Justino de Neve y la Casa Hospicio de los venerables Sacerdotes. La primera casa destinada al cuidado de sacerdotes para tal se encontraba situada en la calle de las Palmas, actual Jesús del Gran Poder, para pasar con posterioridad a lo que hoy día se conoce como Hospital de los Viejos en la calle Amparo.
Tras varias vicisitudes y pasar por varios inmuebles se adquirió un solar cedido por don pedro Manuel Colón y Portugal, conde de Gelves y duque de Veragua, iniciándose pronto la construcción del nuevo edificio, destinado a asilo de venerables sacerdotes cuya fundación se realizó en 1675 por don Justino de Neve, Canónigo de la catedral de Sevilla.
La construcción del edificio se inició el mismo año de su fundación sobre terreno cedido, en el sitio que ocupaba el antiguo corral de Comedias llamado Corral de Doña Elvira.
Las obras estuvieron en principio bajo la dirección de Juan Domínguez, y desde 1688 hasta su conclusión, en 1697, se encomendaron al insigne maestro Leonardo de Figueroa y Reina.
En la decoración del edificio intervinieron los artistas más relevantes de la época, el maestro carpintero Juan García, el herrero Pedro Muñoz, arquitectos como José Tirado, pintores como Juan de Valdés Leal y su hijo Lucas Valdés, entre otros.
La vida de la Casa-hospicio sólo sufrió alteraciones durante el siglo XIX. Primero en 1810, cuando los franceses derribaron la Iglesia de Santa Cruz, pasando la parroquia a la iglesia de los Venerables. Más tarde, a raíz de dictarse las leyes desamortizadoras de 1820, el edificio fue convertido en fábrica de tejidos y de fósforos, dependiendo el templo de la parroquia de Santa Cruz.