Description
Debido al carácter arenoso de los fondos de la costa de Huelva, esta, es abundante en almejas, coquinas y chirlas, siendo un recurso que se extiende por todo el litoral en las zonas batidas intermareales y submareales.
Los métodos de capturas en el marisqueo han evolucionado en un corto periodo de tiempo. Así podemos afirmar que en las últimas décadas la chirla y la coquina se recogen desde embarcaciones en zonas submareales o a pie en zona intermareales con rastros. La técnica de captura de estos moluscos difiere según la proximidad a la playa (hay que tener en cuenta que aumenta en el caso de la coquina y disminuye en el de la chirla) y por lo tanto el uso o no de embarcaciones. En la actualizad las capturas de chirlas se realizan mayoritariamente con la técnica del rischo; no obstante existen mariscadores que salvando el riesgo y la dureza del oficio continúan aún recogiendo de forma tradicional las almejas y coquinas a pie.
En el pequeño núcleo costero del El Rompido, perteneciente al municipio onubense de Cartaya, que surgió como pequeño asentamiento de pescadores en la desembocadura del río Piedras, los mariscadores se refieren con la expresión "ir a la coquina" a la acción de recogida de estos moluscos que abundan en una singular formación arenosa de doce kilometros, protegida dentro del Paraje Natural de las Marismas del Piedras, entre la desembocadura del río y las marismas, conocido como la "Flecha de El Rompido".
Mariscadores de la zona y de localidades cercanas como Lepe o Punta Umbría, recogen las coquinas durante la bajamar donde las corrientes marinas suponen un factor de riesgo añadido a la dureza de un oficio que han ocupado a varias generaciones de una misma familia y que se ha transmitido en la mayoría de los casos de padres a hijos. Con un conocimiento preciso de las mareas, de noche o de día, y algunos días en ambos momentos, los coquineros en pequeñas embarcaciones, generalmente barcas a motor, cruzan la desembocadura del río Piedra en una travesía que no dura más de diez minutos.
Dentro del denominado marisqueo a pie, la técnica de recogida de coquinas ha evolucionado con el paso del tiempo. En un principio, se realizaba de forma tradicional a pie, para consumo propio en algunos casos y en otros para su venta. Entonces se hacía de forma sencilla clavando el talón en la arena y con un pequeño instrumento denominado Daniele, especie de caza mariposa que servía para la extracción del molusco.
El crecimiento que experimentó la demanda comercial del marisco con el desarrollo del sector turístico, provocó que aumentaran las cantidades que se recogían en las orillas de las playas, lo que obligó a búsquedas de caladeros en fondos alejados de las playas e incorporar un nuevo y más eficaz instrumento que economizaba el esfuerzo y el tiempo de dedicación denominado rastro.
En la bajamar, los coquineros atracan a unos doscientos metros de la costa y, con trajes de neopreno, echan al agua los tradicionales rastros. Tras introducirse en el agua de fondeo hasta la cintura, el mariscador/coquinero lanza el rastro y comienza a andar hacia atrás tirando del mango al mismo tiempo que se va "arañando" el fondo.
Una vez lleno el rastro, lo saca del agua y realiza la primera selección o criba de capturas a mano, desechando las conchenas o conchas sueltas, que se han separado de diferentes moluscos de las coquinas y devolviendo las que no han alcanzado el tamaño legalmente permitido. Las que alcanzan un tamaño superior se almacenan es una bolsa de red que está sujeta al rastro, ambos se vuelven a introducir en el agua para nuevas capturas.
Después de tres o cuatro horas de faena, los mariscadores se dirigen en la embarcación a la playa para desposar las capturas en un manto de plástico que las aíslan de la arena. Con una especie de arnero, denominado zaranda se realiza la segunda y última criba.