Origins
Las raíces históricas de la fiesta de la Cruz en el pueblo de Añora no están definidas en su origen con precisión, pues no existe una documentación precisa y fehaciente de carácter histórico que enmarque en una fecha aproximada los inicios de esta fiesta tan singular. Aún así, existen distintas señales, a nivel comarcal, que pueden dar una noticia aproximada de cuándo empezó a celebrarse este evento religioso-festivo en la zona de los Pedroches, aunque tampoco podría definirse con mucha nitidez la fecha exacta de su iniciación. Si tomamos algún dato en un plano general, los escritos más antiguos que podemos hallar en torno a la fiesta de la Cruz se remontan al siglo XVII, cuando esta celebración estaba muy extendida por toda España durante el citado siglo. No obstante, según algunos escritos existían variaciones bastante apreciables entre las celebraciones de la Fiesta de la Cruz en unos y otros lugares del país, aunque sus motivos principales y esenciales fuesen los mismos repitiéndose, por ello, elementos idénticos del festejo en todas partes.
Ahondando aún más en su origen, según algunas teorías más o menos discutibles, la celebración de la fiesta de la Cruz, a nivel general, pudo haberse iniciado mediante la transformación de una fiesta pagana en la cual se ofrecía un culto al árbol, como elemento simbólico de la Naturaleza, que se solía celebrar a la entrada de mayo. Fue llegado a un punto cuando las autoridades eclesiásticas, en un momento impreciso, tomaron su empeño en transformar la fiesta pagana del culto a un árbol en la del culto a la santísima cruz. Con ello, se pretendía hacer desaparecer todas las supersticiones y creencias paganas que giraban en torno a la fiesta popular, sustituyendo un símbolo de la Naturaleza por otro de carácter sagrado y espiritual. Dicho intento de transformar una fiesta en otra se puede apreciar perfectamente en un documento del siglo XVIII, donde se contempla cómo el Conde de Aranda, en el año 1769, proclama en la Sala de Alcaldes de la Casa y Corte de Madrid que "no habiendo bastado las providencias que antes de ahora se han tomado para exterminar el rústico abuso de las que con nombre de mayas se ponen en las calles causando irrisión y fastidio a las gentes". En aquellos momentos, la Sala tomaría distintas medidas que conducirían a la suspensión de estas prácticas populares. Unos años después, Carlos III dictaría una Cédula Real en este sentido, prohibiendo la celebración de las Mayas. A partir de entonces, sobre todo a lo largo del siglo XIX, comenzaron a fundirse, o a confundirse, la tradición popular de las Mayas con la celebración de la Cruz propiamente dicha, y de esta fusión de celebraciones pagana y religiosa fue naciendo el carácter festivo, y al mismo tiempo sagrado, que define en la actualidad la celebración del Día de la Cruz. Contribuyó a esta transformación la coincidencia cronológica de ambos festejos, el pagano y el religioso y, asimismo, la coincidencia de sus motivaciones. El pueblo, siempre sabio, supo acoger a una fiesta nueva (la religiosa) que tenía mucho que ver con su fiesta ancestral.
En cuanto a la celebración del Día de la Cruz en el pueblo de Añora no resulta fácil datar su origen, dado que no existen documentos que atestigüen los primeros inicios de una fiesta tan enraizada en la localidad. Aún así, se sabe muy bien que el culto a la Cruz estaba muy arraigado en toda la comarca de los Pedroches desde muy antiguo, como lo demuestra algún dato concreto referente a algunos pueblos de la zona; así tenemos, por ejemplo, en El Guijo la veneración que se le tiene a la Virgen de las Tres Cruces, una advocación compartida con Santa Eufemia y Torrecampo por haber librado a los tres pueblos de la peste en el año 1649. Por otro lado, en la localidad de Dos Torres se conservaba una cruz guarnecida de reliquias en la Ermita de Nuestra Señora de Loreto. Según los escritos, esta cruz fue una dádiva del Papa Gregorio XIII (1572-1585) al doctor Cornejo, médico natural de Dos Torres, como agradecimiento por haberle curado de una enfermedad muy peligrosa. Según las noticias, dicho regalo pudo haber contenido un "lignum crucis" (madera de la cruz), lo cual podría haber significado un elemento muy importante en el desarrollo y fomento del culto a la Cruz en la comarca de los Pedroches.
Referente al origen de la veneración de la Cruz en Añora, la fecha inicial del acto litúrgico de la Cruz no puede variar mucho del siglo XVI, cuando tuvo lugar la fundación de la Cofradía de la Vera Cruz en Córdoba y, poco a poco, se fue extendiendo por diversos pueblos de la provincia, llegando, probablemente, a la localidad de Añora a mediados del citado siglo. En relación con la costumbre de vestir cruces parece ser que, en un principio, se solía hacer a modo de exvoto o agradecimiento religioso y eran muy frecuentes las cruces hechas por promesa.
De todas maneras, lo que llama la atención es que un festejo de raíces eminentemente religiosas, puesto que en el mismo se utilizaba el símbolo esencial del cristianismo, desde su inicio adquirió un carácter eminentemente festivo y popular, exento de todo acompañamiento religioso, aunque si se dio en un principio la circunstancia de que, con motivo de la fiesta, se sacara una gran cruz de madera en procesión. Otra característica del festejo es que, en otro tiempo, cuando la cruz se vestía de un modo más sencillo, la celebración sólo duraba hasta la medianoche y durante la velada las mujeres rezaban las denominadas Mil Avemarías.
Después, con el tiempo, la fiesta de la Cruz en Añora acabó perdiendo su carácter religioso y, en la actualidad, de no existir la cruz como símbolo central del festejo nada indicaría que la celebración tenga algo que ver con un hecho religioso, sino más bien con un evento folclórico y de carácter festivo que volvió a adquirir su carácter primigenio, el que, hace ya varios siglos, exaltaba la naturaleza y la entrada de mayo en la imagen del árbol como un símbolo mágico exento de religiosidad, aunque tampoco olviden los autóctonos que el carácter esencial de esta fiesta singular gira en torno a la exaltación de la Santa Cruz.
Preparations
El Día de la Cruces en Añora es el colofón de meses de trabajo y preparación, un punto seguido, no un punto final, ya que aunque solo sea en las cabezas de los noriegos y noriegas es algo que está presente todo el año, en la conversaciones, en los planes más difusos y más concretos. En los ratos libres se van reuniendo por las tardes y los fines de semanas los diferentes grupos en casas particulares o en el mismo lugar donde se instalará la cruz, unas veces ante café, chocolate, dulces o otras amenizando el encuentro con la charla o sin ningún aderezo destacable. Según las Cruces vayan a estar en el exterior o en el interior de alguna vivienda, esta labor puede ser más pública o revestirse de un gran secretismo.
En la preparación de las primeras puede participar quien quiera, tenga ganas de invertir su tiempo a tal menester o tenga alguna habilidad necesaria. No importa que salgan a la luz pública los detalles e ideas de tal o cual cruz. Ahora bien, las que se destinan al interior de la casas ven reducido su ámbito de participación en la elaboración a un grupo reducido de personas, sin ninguna excepción durante los meses que dure su construcción. Nadie ajeno al grupo, y menos aún si se corre el peligro de que queden divulgados a los cuatro vientos los secretos de la cruz, puede participar, entrar o ver de qué se trata este año. El "pique" entre unas cruceras y otras es proverbial, incluso llegando a mandar "espías" a las ajenas: una niña inocente que va a ver o le lleva las medicinas a su abuela, que participa en otra cruz diferente que la de su madre,. Cualquier ardid vale si se trata de saber algo que pueda ser utilizado para saber las virtudes o defectos de las cruces de otros.
Los días se aceleran antes los trabajos, hay que llegar a tiempo y todo tiene que estar perfecto y mejor que las otras cruces, ningún detalle puede ser dejado al azar. La tarde antes del Día de las Cruces las casas quedan cerradas a cal y canto, a mucho tardar, la mañana de ese mismo día. No será hasta por la tarde cuando todas las puertas se abran y se produzca el continuo ir y venir para contemplar y comparar la maravillas (y defectos) de cada cruz. La misma mañana los vecinos se afanan en terminar también la cruces que están en lugares exteriores y un sinfín de mujeres barren sus puertas, limpian la fachadas y engalanan las calles con banderitas que van de una fachada a otra.
Los servicios municipales se han encargado de limpiar y adecentar el pueblo, organizar un museo al aire libre de aparejos de labores agropecuarias tradicionales, organizar los puestos ambulantes y atracciones de feria, montar un escenario en una plaza céntrica, velar por el orden público, contactar y contratar los grupos que amenizan la velada o poner un stand publicitario que muestra algunas ofertas socioculturales, económicas y ambientales del pueblo y la comarca.
Explanation
Los límites temporales entre éstos y el día propiamente dicho de la fiesta son difusos.
Al atardecer ya va saliendo a la calle en busca de la fiesta y las cruces ubicadas en lugares exteriores ultiman los últimos detalles, a la vez que reciben a los primeros visitantes. No es hasta que va oscureciendo cuando las calles adquieren un verdadero y generalizado carácter festivo. Ya los preparativos y preámbulos han llegado a su fin de manera clara. Vecinos y visitantes empiezan un deambular de una cruz a otra, pero, hasta que no se abren las puertas que guardan las cruces interiores, no adquiere la fiesta todos sus elementos. Algunos acompañados, otros solos, van haciendo un recorrido que debe llevarlos a contemplar y juzgar cada una de las cruces. En cada una se encuentran los vecinos con otros observadores, con quienes hicieron dicha cruz y con aquéllos que visitan la ajena. Exclamaciones, preguntas, comparaciones e intercambio de pareceres se hacen cada vez más presentes. Las calles y los bares están abarrotados de noriegos y forasteros. Unos entienden y muestran su erudición, otros ven esto como algo estrambótico, incluso excesivo, pero nadie permanece indiferente.
Las visitas a las cruces se alternan con las visitas a los bares y las casas particulares donde se puede compartir bebida y comida. En la Plaza de la Iglesia el Ayuntamiento instala un escenario donde tienen lugar cantes y bailes. El espectáculo empieza con un grupo del vecino Alcaracejos que entona cantes tradicionales de la tierra. La jota noriega es una de las más populares y con más vidas en la comarca, y cuando el grupo termina saltan a la pista de baile vecinos del pueblo. Tras un rato, público, bailarines y músicos empiezan un itinerario por las diferentes cruces donde se vuelve a cantar y bailar. Más tarde, en el mismo escenario, y ya con menos público, pues la mayoría de la gente está viendo los cruces o en los bares, toca una agrupación musical.
La gente está fuera prácticamente toda la noche, pues no es hasta la cinco de la mañana cuando se emitirán los fallos de los diferentes concursos de cruces, es decir, de cruces infantiles, exteriores e interiores. Los miembros de cada grupo visitan todas ellas y cada cual tiene que emitir un voto hacia las otras. Cada una puede emitir una puntuación que va del cero al diez a cada una de las cruces; en 2009 se contabilizan siete cruces interiores, otras tantas exteriores y una infantil.
Ya avanzada la madrugada se encienden candelas y las diferentes cruces ofrecen chocolate y dulces a todo el que se acerque y haya aguantado hasta esa hora. Son momentos en que, con suerte, alguien se arranca a bailar y cantar una jora, o alguna copla.
Transformations
Las transformaciones fundamentales tienen que ver con el ornato de las cruces y las jotas. Antiguamente las cruces de adornaban con telas, pero sobre todo con elementos vegetales y macetas, mientras que hoy día los elementos utilizados son más diversos y elaborados. Las macetas y flores prácticamente han desaparecido.
El cante y el baile hoy día ya es muy esporádico y rara vez se da. Ahora de ello se encargan los grupos contratados a tal menester, que no son de Añora, y tiene más un carácter de espectáculo y los propios vecinos ahora prácticamente solo participan como público.