Origins
Ante la falta de fuentes documentales escritas, los testimonios orales de los más mayores sitúan un posible origen, al menos, a finales del siglo XIX o principios del XX.
Preparations
El antiguo párroco del pueblo se encarga en la actualidad de cuidar constantemente la ermita, por lo que ésta no necesita de una especial dedicación para la celebración.
Sin embargo, la celebración requiere de un sinfín de preparativos que, salvo la contribución del párroco y el ermitaño, son llevados a cabo casi exclusivamente por la mujeres; en este sentido, se suben las imágenes a los respectivos pasos y se adornan el de la Virgen en su Ermita de la Virgen de Guía y el del Cristo en la Iglesia de San Mateo.
Tanto la moza de ese año como la saliente, y la del años próximos, necesitan un vestido especial. Si bien hasta no hace muchos años se tiraba de las costureras de la localidad u otras de pueblos vecinos, hoy día suelen ser comprados en tiendas. Cada moza necesita seis trajes, uno para cada uno de los dos días de la celebración y cada año en los que será moza saliente, venidera o la del año en curso; hecho que no es baladí, ya que supone contar con una situación económica holgada o redoblar los esfuerzos a tal menester.
Por otro lado, es necesario ir al campo para acopiarse se ramas de abulaga y tener las suficientes para que la candela dure hasta altas horas de la madrugada. De esto se encargan los hombres y niños la mañana antes del domingo o el sábado.
La moza de ese año da una comida en su casa para la moza entrante y saliente y sus familiares, por lo que se tiene que adecuar la casa y preparar las viandas, mientras que para los demás participantes, que están fuera de la casa donde se ha ubicado la candelaria, se dan tostados, altramuces, vinos y licores, aunque no faltara quien saque de la casa donde comen las mozas y sus familiares otras comidas y dulces.
La comida de las mozas se lleva a cabo el lunes en un local a las afueras del pueblo, en el camino que lleva a la Ermita de la Virgen de Guía. Esta vez se encarga un catering de los preparativos y de servir la comida y la bebida.
Ser mayordoma es dar respuesta al cumplimiento de una promesa en la que se cumplió lo pedido por mediación de la Virgen de Guía. No se trata de una respuesta inmediata, sino que requiere que se tenga ocasión para poder ser mayordoma, debido fundamentalmente a que el cargo pueda estar ya pedido para ese año, o que no se cuente con los medios necesarios para organizar y financiar la celebración.
Explanation
Los actos comienzan el Domingo de Resurrección antes de las cinco y media de la tarde, cuando se van dando cita en la puerta y la casa de la mayordoma familiares y amigos. A esta hora las otras dos mozas, la del año anterior y la del año próximo, entran en la casa a recoger a la nueva y salen a la calle donde se producirán unas salvas con escopetas y se tiran cohetes. Desde aquí todos desfilan hacía la Iglesia encabezados por las tres mozas.
Una vez en todos en la iglesia o en sus alrededores, tiene lugar una misa que está presidida en las primeras bancas por las propias mozas y sus familiares, con el paso del Cristo en un lateral junto al altar.
Acabada la misa, cuatro hombres, preferentemente familiares de la mayordoma de ese año, cogen el paso en andas y lo sacan de la iglesia para empezar la procesión que los lleva a la Ermita de la Virgen de Guía. A la salida del Cristo de la iglesia se realizan descargas de escopeta y se tiran cohetes; entonces se posesiona por las calles del pueblo que llevan al camino de la ermita. El paso va precedido por una Cruz de Guía y las tres mozas y no está acompañado de música. En una media hora alcanza el lugar donde está ubicada la ermita, entra para encontrase con la Virgen de Guía ya instalada en sus paso y, acto seguido, ambos salen del templo y toman el camino hacia Villanueva del Duque, con el Cristo delante y la Virgen detrás, entre esporádicas descargas de escopetas que se vuelven más constantes en el pueblo y especialmente cuando la procesión llegue a la Iglesia. Una vez que los pasos han entrado en la Iglesia y se han ubicado junto al altar, se lleva a cabo otra misa en honor a la Virgen de Guía.
Acabada la misa, todos desfilan nuevamente hacia la casa de la mayordoma, en cuya puerta se apilan las ramas que prenderá la mayordoma para dar comienzo a la candelaria. Inmediatamente haya prendido la candela, las mozas y sus familiares entran en la casa para cenar, mientras que el resto de personas están afuera bebiendo vino y licores y comiendo tostados y altramuces alrededor de la candela en animada charla. No se dan cantes y bailes y no es hasta bien entrada la madrugada, sobre las cinco de la mañana, una vez que solo quedan algunos amigos jóvenes de la mayordoma, cuando se canta una serenata.
Ya el Lunes de Pascua tiene lugar a las once de la mañana una misa en honor a la Virgen de Guía, presidida nuevamente, como la tarde anterior, por las mayordomas y sus familias. Acto seguido se saca a la Virgen de la Iglesia y prosesiona por el pueblo. Una vez más la procesión va encabezada por una Cruz de Guía y, en este orden, las tres mayordomas, el paso y el resto de participantes. En poco más de veinte minutos la Virgen ha recorrido algunas de las calles más céntricas de la localidad y adyacentes a la Iglesia. Es portada en andas por cuatro hombres que, aunque se cambien por turnos según lo demande el cansancio, el momento de la salida y la entrada está reservado prioritariamente a los familiares de la mayordoma de ese año.
Luego una nueva misa, esta vez más extensa y con continuos cantos de un coro formado por mujeres de la localidad, tiene lugar, donde tras comulgar, se hace un besamanos de la Virgen que, por ser tan pequeña y para prevenir posibles desperfecto y deterioro, se sustituye por una medalla.
Posteriormente se produce un nuevo desfile de las mayordomas y su sequito por el pueblo, camino al lugar donde se lleva a cabo la comida de las mozas. Poco antes de la una del mediodía las personas que han sido invitadas por la familia de la mayordoma se congregan en un salón amplio donde tienen lugar el acto de comensalía. Una mesa larga con algunas autoridades locales y eclesiásticas, los padres y las madres de las tres mayordomas y ésta mismas se separa del resto para presidir y dar la cara al resto de las mesas, donde están el resto de los invitados. El convite no difiere de los que se han ido extendiendo en la mayoría de los banquetes, con bebidas, entrantes a base de chacinas, quesos, fritos y aceitunas; platos de lechón frito o "cochifrito" -característicos de la zona- y unos dulces de masa frita y miel llamados hojuelas o flores. Finalizada la comida se procede a pasar a las copas de licor y cafés, momento en el que se oye música por los altavoces y algunos comensales bailan, pero sin que aparezcan bailes tradicionales de la zona como la jotas o el flamenco.
El fin de semana siguiente se devuelve la Virgen a su ermita, habiendo permanecido en la Villanueva del Duque una semana. No podemos olvidar que esta Virgen es compartida por otros pueblos como Hinojosa del Duque y sólo permanece en cada una de las localidades un tiempo acotado.
Transformations
Además de las constitutivas del contexto histórico, derivadas del paso del tiempo y las transformaciones generales en las formas de vida y el entorno, se pueden destacar las siguientes.
En primer lugar, antiguamente tanto la comida del Domingo de Resurrección como la del Lunes de Pascua consistía en el reparto de tostados, altramuces, vino y licores. Si se daba alguna chacina, fruto de las resientes matanzas, era como hecho fuera de lo habitual. Igualmente, la comida de la noche del domingo no se separaba entre los que estaban en la candelaria y los que entraban en la casa, las familias de las mayordomas.
En segundo lugar los trajes de las mayordomas se realizaban por costureras locales y muchos más austeros de lo que resultan hoy día. Tampoco era necesario que hubiera uno para cada día.