Origins
Los orígenes de la celebración de las Luminarias de San Antón Abad en Alosno son inciertos, aún cuando están presentes en la memoria oral de los lugareños y ocupan un lugar destacado en el ciclo festivo anual de un colectivo históricamente vinculado con el desarrollo de actividades agrícolas y cinegéticas. Para la mayoría de los alosneros, las candelas de San Antón se celebran "desde siempre".
Si bien es muy probable que el origen de esta fiesta de fuego y de purificación se remonte muy atrás en el tiempo, la introducción del culto a San Antón Abad en España data el siglo XVII. Desde entonces su celebración se ha arraigado profundamente, sobre todo en ámbitos rurales y agrícolas. Es el caso de Alosno y de otras zonas de la provincia de Huelva y del resto de Andalucía, donde en su honor se suelen encender hogueras para celebrar distintos rituales de purificación vinculados con la protección de los animales.
Preparations
Los días previos a la celebración de la festividad, se recolecta el tojo, una planta perenne de la familia de las papilionáceas, que crece hasta alcanzar los dos metros de altura, y que suele tener muchas ramillas enmarañadas que arden muy rápidamente.
La tarde del dieciséis de enero un grupo de hombres se encarga de transportar el tojo recogido a las zonas del pueblo donde se encenderán las candelas y amontonarlo para confeccionar la base de la candela. Esta acción de carácter lúdico y comunitario, señala el comienzo de la celebración de la fiesta.
Explanation
Sobre las siete de la tarde las calles del pueblo comienzan a poblarse de alosneros, alosneras y algún turista curioso. Los bares de la localidad empiezan a llenarse y en las calles los críos emulan a sus mayores, saltando pequeñas candelas, bien solos, bien acompañados por sus padres, transmitiéndose así los conocimientos asociados a este ritual festivo.
A las ocho de la tarde se encienden las candelas, todas al mismo tiempo. Los participantes contemplan como el fuego asciende desde la base con una rapidez sorprendente, ya que las ramas de tojo prenden fácilmente.
Un grupo de jinetes parte desde la hoguera principal situada en la plaza del ayuntamiento, para disponerse a recorrer todas las candelas diseminadas por la localidad, con la intención de atravesar el fuego a lomos de caballería. Esto constituye el momento más emblemático y sugestivo de la fiesta, en el que todos los participantes contemplan con atención el paso de cada caballo a través de las llamas. Este acto representa la purificación y la invocación de la protección al santo para que proteja al animal y simbólicamente al resto de ganado familiar, de todo mal.
El paso de los caballos se realiza varias veces en cada candela. Los jinetes a caballo se ordenan en fila y uno tras otros, atraviesan el fuego. Tras varios pases se encaminan a otra hoguera, donde se repiten los cruces. Estas acciones rituales suelen durar unas dos horas, durante las cuales los participantes visitan las distintas hogueras, toman una copa y comen algo, se entretienen y "pasan juntos un buen rato".
Sobre las diez de la noche la mayor parte de las candelas empieza a apagarse, sobre todo aquellas ubicadas en los puntos más periféricos del pueblo. Poco a poco el fuego pierde centralidad en la fiesta y la gente se reúne en los bares, donde continúa la celebración hasta altas horas de la madrugada.
Transformations
La festividad de San Antón Abad, protector de los animales, continúa vigente en Alosno. Sin embargo, en los últimos años se han producido algunos cambios que, si bien no han afectado al desarrollo de la fiesta, sí revelan una transformación en el contexto socioeconómico y cultural del pueblo, además de un cambio en sus formas de representación. Por un lado, ha disminuido el número de candelas; si hasta hace unos diez años, en una de las calles principales de la localidad, se contabilizaban unas cinco o seis hogueras, "hoy en día se enciende nada más que una". Por otro lado, "antes" saltaban el fuego muchos animales como burros, cerdos o gallinas, y en la fiesta todos los participantes acudían con un animal. Hoy día, la mayor parte de los participantes acuden como espectadores para disfrutar del salto de los caballos y sus jinetes sobre las hogueras, que, a diferencia del pasado, no se pertrechan con una indumentaria especial con ocasión de la festividad.
En general, las transformaciones ocurridas en el ámbito socioeconómico general y local han influido en una pérdida de significación del papel de los animales en el contexto agrícola y, por ende, en la vida colectiva, a pesar de mantener un papel relevante en su economía. Esto parece conllevar una progresiva transformación en los significados atribuidos a la fiesta y a san Antón y una disminución de los elementos significativos. El profundo arraigo de la fiesta y su permanencia parece indicar el esfuerzo del colectivo por mantener vivas sus señas de identidad, más que la festividad religiosa en honor al patrón de los animales sí misma. Se mantiene, pues, el aspecto lúdico.