Origins
Los orígenes del Carnaval en Villa del Río se desconocen a pesar de reconocerse la tradición carnavalesca de la villa. Sin embargo, como ocurre en la mayoría de pueblos de la comarca, la prohibición durante la dictadura franquista hace que casi desaparezca, volviendo a retomar fuerza a partir de mediados de la década de los ochenta del siglo XX. Este hecho se refleja en la organización del concurso de Chirigotas que lleva celebrándose más de veinte años a instancias del ayuntamiento, y que, año tras año, acoge a un mayor número de grupos procedentes de otras localidades.
Preparations
Los preparativos vinculados con el Carnaval en Villa del Río vienen determinados por el grado de implicación de los grupos que participan en el Concurso de Chirigotas y Comparsas, en lo relativo a la confección de la indumentaria y a la composición de los pasodobles, cuplés, etc. que interpretarán en el concurso. Algunos grupos empiezan a preparar el tema, a partir del cual se compondrán las coplas y se diseñara la indumentaria, con casi tres meses de antelación. El interés que suscitan los preparativos previos al Carnaval no concierne exclusivamente a los grupos que competirán en el concurso, sino a todas las personas que participarán en la festividad.
De forma paralela, el ayuntamiento edita un tríptico con las actividades y normas del concurso, organizado por la concejalía de fiestas, y prepara, coincidiendo con el Miércoles de Ceniza, el ataúd que después del desfile será quemado.
Explanation
La celebración del Carnaval en Villa del Río se desarrolla a la inversa de lo que el ritual en sí define.
La fiesta arranca el Miércoles de Ceniza con la celebración del "Entierro de la Sardina". A las seis de la tarde debe dar inicio la procesión . En la misma, el cortejo fúnebre, presidido por el ataúd que porta a la desdichada sardina, es seguido por numerosos participantes que, vestidos de luto y con las caras pintadas, simulan dolor y llanto por el entierro de la Sardina. La procesión concluye en el pabellón de la villa donde, a instancias del ayuntamiento, se asan y reparten sardinas entre los asistentes, en su mayoría familias con hijos.
Durante los días que siguen - jueves y viernes- se celebra el concurso de chirigotas y comparsas en el nuevo teatro de la villa, el Teatro Olimpia. El ayuntamiento y la Agrupación Carnavalesca de Villa del Río han estipulado las bases de un concurso en las que se reproduce el modelo exportado del carnaval gaditano. Las bases establecen el orden y los distintos estilos que han de interpretar los diferentes grupos. Así pues, la actuación de cada grupo en el concurso debe estructurarse de la siguiente manera: presentación, dos pasodobles, dos cuplés, con sus correspondientes estribillos, popurrí. Se establece que la actuación no debe durar más de veinticinco minutos.
Esta normativa, que no llegan a cumplir todos los grupos dependiendo de su nivel de profesionalización, refleja la exportación de un modelo de carnaval foráneo. Aspecto que es confirmado por los mismos informantes, que reconocen que Villa del Río no era un pueblo de tradición chirigotera pero que, a partir de la implantación del concurso por parte del ayuntamiento, han ido surgiendo diferentes grupos de distintos rangos de edad, lo que se refleja en la estructuración del concurso, que reserva el primer día a los más jóvenes. El viernes actúan los grupos de mayores y se cuenta con la participación de grupos procedentes de la localidad de Lopera, perteneciente a la campiña de Jaén.
Una vez concluido el concurso la fiesta de carnaval sale del teatro y se traslada a las calles. Muchos de los grupos participantes salen a las calles y bares del pueblo a interpretar sus pasodobles, cuplés, etc. El grupo más reclamado es el de la Asociación Carnavalesca de Villa del Río que siempre recibe, como premio a su actuación, bebida en los bares donde actúan.
El carnaval continúa ya el sábado, a partir de las seis de la tarde, cuando da inicio el pasacalles. Los diferentes grupos se van reuniendo en la Plaza de la Constitución desde donde partirá la comitiva. Las personas que participan, desfilan en grupos compartiendo la misma temática e indumentaria.
Los grupos, compuestos por entre diez y quince personas, se definen por edades: adolescentes, jóvenes, parejas con hijos de edades tempranas y mujeres pertenecientes al Hogar del Pensionista.
Las temáticas hacen referencia, tanto a cuestiones de actualidad, relativas a temas locales o algo más globales, como a otras que continúan reproduciendo los modelos clásicos de transgresión: la religiosa -dos grupos se visten de curas-, la autoridad -la policía- y la que implica una transgresión de género - principalmente hombres que se visten de mujer.
Durante el recorrido los grupos interpretan el papel que han decidido representar o entonan algunas de los pasodobles, cuplés, etc. que han presentado en el concurso de chirigotas. El ayuntamiento hace saber a los participantes del concurso que si quieren recibir el premio han de desfilar en el pasacalles. No obstante, la mayoría de los participantes lo constituyen grupos que no han competido en el concurso.
Durante el transcurso del pasacalles por la localidad son muchos los vecinos de la localidad que actúan como espectadores, observando el discurrir de los acontecimientos pero sin ir necesariamente disfrazados. El pasacalles, que recorre buena parte de las calles del pueblo, concluye en el mismo lugar desde el que partió: la Plaza de la Constitución. En este espacio urbano se procederá a leer el Pregón de Carnaval, que recae en una persona escogida por el concejal de fiestas y que en su discurso narrará principalmente sus experiencias y recuerdos del Carnaval en el pueblo, y se emitirá el fallo del jurado del concurso de chirigotas con la consiguiente entrega de premios a los ganadores. Este acontecimiento concentra a los distintos grupos que componen el pasacalles y a una multitud que aguarda expectante.
Una vez finalizados los actos organizados por el ayuntamiento, los participantes se dispersan por los bares y calles de la localidad. A éstos se suman muchas más personas disfrazadas, que no habían participado en el pasacalles, continuando con el festejo hasta altas horas de la noche.
El Carnaval concluye con el Domingo de Piñata. Durante la jornada se desarrollan distintas actividades organizadas por el ayuntamiento. Por lo general se trata de juegos de carácter tradicional dirigidos principalmente al público infantil. A las doce del mediodía deben dar comienzo los juegos de la Piñata y la quiebra del botijo .
Los juegos de carácter tradicional son promovidos por el ayuntamiento. Tal es el caso del juego de la quiebra del botijo. Una ristra de botijos colgados a una cuerda y rellenos de harina, agua, caramelos u otros elementos, esperan a que uno de los participantes, con los ojos tapados y una vara de madera en la mano, trate de romperlos siguiendo los pasos e indicaciones que le hacen el resto de asistentes que contemplan la escena. Algo similar ocurre en el caso de la Piñata. Esta no es más que una bolsa llena de caramelos y dulces que se cuelga de una cuerda, para que los participantes tiren de ella y traten de romperla para hacerse con el contenido. El domingo se reserva, pues, para el disfrute y participación de los más pequeños del pueblo. Una vez concluyen estas actividades lúdicas se da por concluido el Carnaval. El juego de la quiebra de botijos consiste en rellenar botijos con diferentes materiales (dulces, harina, agua u otros elementos) y colgarlos de una cuerda. Los botijos seleccionados solían ser habitualmente piezas viejas, bien quebradas bien en desuso. Este tipo de juegos, a pesar de llevarse a cabo durante estas fechas, se celebran también en otros periodos del año, estando presentes, de forma habitual, a lo largo del calendario festivo de la localidad.
Transformations
El caso de Villa del Río constituye un ejemplo más de la transformación de una festividad que tiene como referente un modelo exportado de carnaval y que, además, se ha reactivado recientemente (finales de la década de los ochenta del siglo XX). En esta línea, el ayuntamiento de la localidad ha apostado decididamente por su activación, no dudando en incorporar tanto elementos propios -juegos tradicionales-, como elementos externos - concurso de chirigotas.
De este hecho se deduce que las transformaciones que ha sufrido esta celebración no inciden tanto en olvido a causa de los años de prohibición en los que el Carnaval dejó de celebrarse, como en la introducción y asunción de elementos foráneos, que en la actualidad han arraigado con fuerza en la localidad; circunstancia que queda evidenciada al observar el grado de implicación y calidad de los intérpretes en el concurso.
Así pues, y aún cuando la celebración del Carnaval no se haya desarrollado de forma continua en el tiempo, con la consiguiente perdida de referentes, ha potenciado su auge aunque no sea a partir de modelos propios.