Origins
Los carnavales o mascaradas carnavalescas conforman los últimos rituales del ciclo de invierno. La versión católica de los mismos remonta su origen a los tiempos de los antiguos cristianos, cuando, por falta de métodos de refrigeración adecuados, éstos tenían la necesidad de acabar antes de que empezara la cuaresma con todos los productos que no se podían consumir durante ese período, como la carne, leche, huevos, etc. Con ese pretexto se dice que se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza estas fiestas populares llamadas carnavales, las cuales pronto empezaron a degenerar, convirtiéndose en la excusa para grandes comilonas y para realizar todo tipo de actos, exaltando los placeres de la carne de forma exagerada. Etimológicamente la palabra proviene del latín carne-levare que significa "quitar la carne" y en este sentido no puede comprenderse fuera del ámbito de la cuaresma. Posiblemente su origen sea mucho más antiguo y estén emparentados con las bacanales romanas, festejos en honor al dios Baco y con las saturnales griegas, realizadas en honor a Saturno, ambas formaban parte de los rituales de invierno de sus respectivas culturas. Con la cristianización de las fiestas paganas por parte de la iglesia, estos rituales que estaban ampliamente arraigados no pudieron ser suprimidos. De este modo y como estrategia de control pasarían a llamarse carnavales, ocultando así su origen y permitiendo, sólo durante esos días y bajo control encubierto, rienda suelta a los apetitos que posteriormente serían reprimidos durante la cuaresma. Suponen por tanto un claro sincretismo pagano-cristiano. En un principio el carnaval ocupaba tres días: domingo, lunes y martes antes del miércoles de ceniza, pero en España se alargó hasta el primer domingo ya dentro de la cuaresma conocido como Domingo de Piñata. Es la fiesta que más prohibiciones ha sufrido a lo largo de la historia, ha sido reprimido por casi todas las monarquías, por las dictaduras y por la iglesia.
Los datos más antiguos contrastados sobre el carnaval en Andalucía refieren a la provincia de Jaén a mediados del XV, anteriores incluso a los datos sobre dicha fiesta en Cádiz. El historiador Vicente Oya (1985) refiere la celebración de un martes de carnaval en 1463 en el cual se realizó una "fiesta de locos" en honor al alcaide de Cambil y otros caballeros moros, tras la fiesta vino una gran comilona con gallinas, perdices, cabritos y tal abundancia de productos que se daban unos a otros.
Preparations
Algunas de las actuaciones preparatorias tienen lugar con un año de antelación. Es el caso de las chirigotas y murgas, nombre que indistintamente se les da en la comarca de Sierra Mágina a las agrupaciones carnavalescas que llevan un "tipo" común y un repertorio de composiciones musicales de tono crítico y humorístico. Normalmente al término del carnaval ya empieza a pensar en el tipo y las letras del próximo año, aunque los ensayos se suelen dejar para los meses más cercanos a la festividad.
Otras se realizan en los meses inmediatamente anteriores al carnaval, como la elección del disfraz o máscara, siempre que no se pertenezca a una murga o chirigota, siendo lo común disfrazarse en grupos de amigos.
Últimamente, los bares y discotecas aprovechan la noche del viernes previa al carnaval para preparar en sus locales diversos concursos con premios al mejor disfraz.
Explanation
El Sábado de Carnaval constituye el día oficial del inicio de esta actividad ritual en toda la comarca, cuya duración se reduce, en general, a este único día, aunque hay algunos pueblos en los cuales la celebración del carnaval se extiende hasta el domingo, como es el caso de Los Cárcheles, Bedmar, Jódar y Huelma. Este último es el único municipio en el que las fiestas se prolongan hasta el martes, exceptuando Larva, donde el carnaval se festeja el sábado pero el ritual que sirve de despedida tiene lugar el Miércoles de Ceniza.
El sábado es el día destinado a los desfiles o pasacalles y a los bailes de disfraces. Normalmente el Ayuntamiento convoca un concurso en el cual se otorgan premios a los mejores disfraces y si es el caso a las mejores chirigotas o murgas. La única excepción es la de Albanchez, que en este día, además de contar con el pasacalles, todos los vecinos esperan el tan deseado momento de "echar los bordos".
El Domingo de Carnaval sólo es celebrado en los cuatro municipios anteriormente nombrados. Lo más usual en los núcleos donde el carnaval se extiende a ambos días es que el sábado tenga lugar durante la tarde-noche el baile de disfraces y, si es el caso, el concurso de chirigotas, estando destinado el día siguiente a la realización del pasacalles. También aquí contamos con una excepción, la de Huelma, donde el sábado tiene lugar el pasacalles y el domingo se festeja "la rellená" y el concurso de chirigotas.
La Fiesta del Entierro de la Sardina sólo se realiza en Huelma y Bedmar. En el primero lo fomenta el Ayuntamiento, haciendo participar a los mozos del instituto de secundaria que "se libran de clase" si participan en él en el martes anterior al Miércoles de Ceniza. En Bedmar lo organizan las mujeres de la asociación Nuevo Renacimiento y se realiza el domingo pero sin contar con el apoyo del Ayuntamiento.
En la localidad de Larva las mujeres de mayor edad han recuperado una antigua tradición consistente en la quema de dos peleles que simbolizan la diversión y tiempo lúdico carnavalesco.
Transformations
El carnaval en la comarca de Sierra Mágina fue muy festejado con anterioridad a la dictadura franquista. Recordemos que existen noticias del carnaval giennense que son anteriores en el tiempo a las del carnaval gaditano.
Los vecinos recuerdan principalmente las máscaras y los juegos típicos de carnavales, entre los que se encontraban el corro o la rueda, la comba, la olla o la piñata. Consistía este último en colgar un botijo o un cántaro, al que se le habían introducido caramelos o papelillos, para intentar romperlo con un palo teniendo los ojos vendados. Todos ellos eran juegos que favorecían las relaciones entre jóvenes de ambos sexos, constituían esas pocas ocasiones en que mozos y mozas se divertían juntos, propiciando por tanto el inicio de noviazgos. Todos estos juegos ya han desaparecido y se conservan sólo en la memoria de los mayores.
Cuando, tras el largo letargo, el carnaval reapareció en los años ochenta del siglo XX, lo hizo imitando la estructura del carnaval gaditano, con sus pasacalles y concursos, tratando de no incomodar a nadie, ni a la iglesia, puesto que ya no se metía en tiempo de cuaresma, ni a los propietarios de los medios de producción al limitarse los festejos al fin de semana.
Entre las permanencias, la que más llama la atención es sin duda el uso de las máscaras de carnaval.