Junta de Andalucía

Uno de los dulces tradicionales de Las Lumbres de San Blas son las roscas que llevan su nombre, elaboradas por las mujeres en sus hogares o en panaderías locales a base de masa de harina. Se elaboran la noche anterior a la celebración y, ya en ésta, son llevadas a la iglesia para que sean bendecidas y así protejan de los males de garganta. Posteriormente se las llevarán a su familia y otras las guardarán para todos aquellos familiares que viven lejos, la mayoría de los cuales vendrán al pueblo el último fin de semana del mismo mes para celebrar las fiestas del Señor del Mármol. Los ingredientes necesarios para la elaboración de las roscas son agua, harina, masa madre, levadura artificial fresca, aceite y sal. Para elaborar las roscas se prepara la misma masa que se utiliza para hacer el pan pero añadiéndole aceite. La masa madre es la levadura natural, la cual proporciona un sabor y una consistencia característicos que no existe con la de producción industrial. Sin embargo, la fermentación es mucho más lenta y, por eso, se suele añadir un poco de la industrial en fresco, no en polvo. Para conseguirla, lo único que hay que hacer es guardar cada día un poco de la masa del pan para el día siguiente. Básicamente es una mezcla de harina y agua, más o menos en igual cantidad, que se conserva a temperatura ambiente y va fermentando un poco cada día. Se añade más harina y agua y, al cabo de unos cuatro o cinco días, está lista para añadirla a la masa del pan. Posteriormente, se vuelve a mezclar con más harina y agua y un poco de sal y se guarda en forma de bola en la nevera. Para seguir teniendo masa madre, por la noche "se refresca", es decir, se le añade agua y un poco más de harina. Hay panaderías en las que la masa madre se conserva desde generaciones. La mañana de la fiesta se amasan todos los ingredientes antes descritos, incluida la masa madre. Antes todo el proceso de elaboración se hacía a mano, pero ahora se utiliza maquinaria industrial. En la amasadora se introduce la masa y, una vez que la masa está ya trabajada, se pasa a la máquina formadora que le da forma de "churro", tan ancho como se quiera colocar el diámetro de dicha máquina y luego, a mano, se van cortando las porciones y dando forma de roscas. Tras lo cual, pasan a introducirse en la cámara de fermentación, donde permanecen unos diez minutos, transcurridos los cuales se sacan, se les hacen unos cortes transversales para que no se levanten demasiado al fermentar y se vuelven a meter en la cámara otras dos horas. Antes de meterlas al horno, donde permanecerán unos veinte minutos, se les vuelven a practicar unas pequeñas incisiones en la superficie. Las mujeres del pueblo son las encargadas de mantener viva la tradicional bendición de las roscas de San Blas. Si bien es verdad que muchas de ellas son ya mayores, también acuden algunas más jóvenes, pues existe un sincretismo mágico-religioso alrededor del ritual que tiene gran aceptación dentro del pueblo. Además, ellas se encargan de que las panaderías, cuando se va aproximando la fecha, de avisarles con tiempo del número de roscas que van a querer para hacer sus previsiones de trabajo llegado el día.